La Democracia existe desde hace miles de años. Hoy en dí­a la mayorí­a de ciudadanos de paí­ses occidentales entienden la Democracia como “el menos malo” o incluso “el mejor” de los sistemas polí­ticos. No obstante, hay que dejar claro que existen muchos tipos de democracia … y además ahora hay uno nuevo.

La “Democracia” a la que la mayorí­a de personas se refiere, hablando en términos generales, es la Democracia Representativa Parlamentaria por Sufragio Universal. En este sistema polí­tico los ciudadanos eligen a unos representantes que son los que toman las decisiones por ellos (se supone que en pro del bien común). Miles de años de corrupción, prevaricación, y perversiones varias del sistema (como el “cambio de chaqueta”, los “tránsfugas”, los “pactos contra natura”, etc), han frustrado a estudiosos, filósofos, y toda esa gente que se dedica a pensar en términos abstractos … pero obviamente no han conseguido una solución (ya que seguimos anclados en un sistema arcaico como es el actual). Incluso abominaciones como la subida al poder de Hitler (quien, no hay que olvidar que ganó unas elecciones limpias por amplia mayorí­a), o la presunta estafa electoral (por duplicado) de George W. Bush en EE.UU., no han conseguido que el pueblo se subleve contra este sistema plagado de incongruencias y oportunidades para el abuso y la manipulación. Desde que era pequeño me pregunto por qué.

Está claro que el consumismo y la alienación mediante el ocio banal, junto con la manipulación mediática y nuestro innato miedo al cambio, han jugado un importante papel a la hora de evitar que los habitantes de paí­ses occidentales regidos por esta forma de Democracia exijamos un cambio de sistema. Pero el motivo fundamental para que esto no haya ocurrido es que no ha habido una alternativa simple, clara y efectiva.

Al poco de popularizarse Internet se habló de “la red de redes, elemento democratizador”, y las bocas de sociólogos y analistas se llenaban de discursos sobre un futuro en el que, a través de Internet el ciudadano participarí­a activamente en las decisiones de su paí­s. La realidad de las limitaciones tecnológicas de los inicios de Internet llevó a una rápida decepción, y este concepto pareció destinado al olvido, como tantos otros modismos. Pero ahora, de repente, el futuro ha llegado.

PHP, MySQL, y demás desarrollos de software libre han conseguido crear unas plataformas flexibles y participativas (mezclas de foros, wikis, encuestas, portales, etc). Estas plataformas son lo que hací­a falta para que todo encajase. La última pieza del puzzle. Tenemos un sistema polí­tico anticuado, pidiendo a gritos que se le sustituya; una población harta de que todos los partidos se disfracen de centro, y de que izquierdas y derechas se alí­en con verdes, nacionalistas, comunistas, y cualquier ista con tal de conseguir un ministro o un consejero más; una tecnologí­a que permite a esa población cada vez más desencantada tomar partido en las discusiones y decisiones sobre los temas que les afectan … tenemos todo lo que hace falta para conseguir lo que habí­a sido imposible hasta ahora (y no porque no se hubiese intentado, pero sólo habí­a funcionado a pequeña escala): la Democracia Directa (.net). Los ejemplos abundan: desde una web donde cualquiera puede participar en “reescribir” la Constitución a base de wiki, a otra donde los participantes proponen temas de discusión, y llevan a cabo sus propias votaciones. Son minoritarias, pequeños ejemplos y experimentos … pero apuntan en una dirección: el fin del intermediario polí­tico. Se acabó el tiempo en el que otro decide por ti. -¿Estás preparado? Pues -¡únete a la revolución!

Más información:

https://www.democraciadirecta.net

https://www.enlloc.org/constitucion

https://democraciaweb.org

https://www.edemocracia.com