Este es el tercero de los artí­culos en los que trataré de enumerar “los peligros ocultos de la Red”. Los llamo “ocultos” porque reciben poca atención de los medios de comunicación y las autoridades, comparados con otros “peligros” (como puedan ser los virus, el spam, las estafas, etc), pero no por ello son menos dañinos.

Al hablar de “censura” y de “internet” nos vienen a la mente automáticamente la censura explí­cita como la que ejercen paí­ses como China (con centenares de detenidos por “usar Internet apra subvertir el poder del estado”, con más de 60 leyes que intentan regular el uso de la red en ese paí­s, con miles de cibercafés clausurados, con más de 30.000 funcionarios dedicados a la vigilancia de la información online, con más de medio millón de páginas declaradas subversivas…), Cuba (con su expedición de permisos para acceder a la red sólo a personas “de confianza” del régimen), Arabia Saudí­, Rusia, Singapur, India o Corea del Norte, entre otros (con sus proxies nacionales que filtran los contenidos de acuerdo a la voluntad de sus gobiernos); incluso puede que conozcamos ejemplos de censura implí­cita como Irán (con cientos de bloggers protestando por cierres y arrestos), o como los EEUU (donde se instalan proxies en bibliotecas y colegios, y se deniegan subvenciones a aquellos centros públicos con conexión a la red que no permiten una monitorización por parte del FBI).

Pero no hace falta salir de nuestras fronteras para encontrar múltiples y variados ejemplos de censura online (y offline, que afecta a Internet). En España hemos tenido, y seguimos teniendo, casos de censura implí­cita, más o menos encubierta. Ejemplos:

– El proxy Telefónica. Se ha denunciado en múltiples ocasiones que el proxy que Telefónica tiene instalado, para “dar un mejor servicio a sus usuarios”, no permite acceder a determinadas webs (que sí­ pueden ser accedidas desde otros proveedores de acceso). Ejemplos varios (que personalmente no he comprobado, pero sí­ lo han hecho usuarios de bandaancha.st, adslnet.ws, o barrapunto.com) son los de la web de Batasuna, una web que ofrecí­a imágenes del 11-M, o una web que recogí­a firmas para protestar por el servicio y los precios del ADSL de… Telefónica.

– La LSSI-CE o la LPI. Webs clausuradas por decreto, antes de existir ninguna resolución judicial (bajo el amparo de la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y el Comercio Electrónico, LSSI-CE, o bajo amenazas por infringir supuestamente la Ley de Propiedad Intelectual), como Marcianos.net, Starcraft Hispania, o Aznar.net. Pese a que algunas de ellas han reabierto, esto es un ultraje al estado de derecho, pues las publicaciones sólo las puede clausurar o secuestrar un juez; la LSSI-CE permite hacerlo a la “administración”, siempre que sean publicaciones electrónicas.

– Censura en el sistema. Los foros de la Campus Party (entre otros), emplean un filtro para eliminar palabras determinadas. Ejemplo: “culo” (ofensiva y peligrosa palabra donde las haya :D), al estar en la lista de palabras censuradas, convierte a la palabra “artí­culo” en “artí­****”. Siendo la Campus Party un evento sólo para mayores de edad (o menores acompañados de un adulto), y sus foros sólo para miembros, -¿por qué instaurar ese sistema de censura tan ridí­culo?. De hecho, no sólo se censuran palabras, sino que se expulsa de los foros a cualquier persona que escriba cualquier cosa que no tenga referencia exclusivamente con la Campus Party (ejemplo: escribir un mensaje para quedar a cenar un dí­a de la Campus varios de sus participantes lleva al cierre del “hilo” o foro). Otro ejemplo serí­a el filtro que se emplea en muchos colegios y bibliotecas, que impiden el acceso a información biológica sobre el sistema reproductivo mientras permiten el acceso a publicidad de pelí­culas violentas.

– Ataques directos a publicaciones electrónicas. Cuando esos ataques (que a veces ocurren en la red, y forman parte de lo cotidiano, por desgracia) se producen con el objetivo de evitar que dicha publicación deje de funcionar o estar disponible, es un caso más de censura. Por desgracia en este caso tengo experiencia personal que compartir: hace unos dí­as un indiví­duo consiguió que mi weblog (y otra web con foro creada por mí­, lo que demuestra el ataque intencional) dejasen de funcionar por unas horas con un ataque lamer de DoS al DNS. El servicio se restableció, pero a los pocos dí­as consiguieron desactivar el sistema de comentarios de mi weblog. Todo esto ocurrí­a cuando coloqué pruebas que demostraban mi inocencia a una serie de ataques y acusaciones que se realizaron contra mi persona. Cuando no pueden acabar con tus ideas y tu lógica, intentan acabar con posibilidad de difusión del mensaje, o con el mensajero (Falacia ad hominem). Otro ejemplo de esto, esta vez off-line es el siguiente.

– Presiones personales. A veces, lo que ocurre off-line afecta al mundo on-line. Hace un par de meses la delegación de alumnos de la ETSIA de la Universidad Politécnica de Valencia me invitó a dar una charla para defender la legalidad(y beneficios para todos) del uso de las redes P2P. El rectorado (tal y como se ha reconocido en varios medios de comunicación) recibió presiones directas de la SGAE, Promusicae, y la Asociación Norteamericana de Productores de Cine para que impidiese dicha charla. Pese a ser cancelado el lugar de su celebración 3 veces, yo la impartí­ en la cafeterí­a, lo cual llevó a que se presionase al Director del Master de la UPV, donde impartí­a clases desde hací­a 5 años, para que no continuase (por lo cual me vi forzado a presentar mi dimisión). Tras esto, y no contentos con ello, comenzaron una campaña de desprestigio que les llevó a absurdos como afirmar que no habí­a sido profesor de Master en la UPV. Lo más triste es que todo esto ocurrió sin que se preocupasen por asistir a la conferencia o preguntarme por el contenido de la misma antes de que se celebrase (o reprenderme, si así­ lo estimaban oportuno, tras su finalización). Esto demuestra que el rectorado de la UPV actuó única y exclusivamente bajo presiones y amenazas de aquellos que, al ver su modelo de negocio desfasado, y no saber cómo adaptarse (pese a que no es tan difí­cil, y sí­ serí­a mucho más lucrativo para ellos, a la vez que evitarí­a la criminalización de la tecnologí­a y sus usuarios que están fomentando a través de los medios de comunicación y el Ministerio de Cultura), prefieren acallar el debate, impidiendo que ocurra.

Censura. Toda ella reprochable, toda ella dañina.

[Nota.- añadido a lo publicado en la revista, que por limitaciones de espacio tuve que suprimir:

– Marginación a la hora de contratar. Otro ejemplo sutil de censura es el de no contar con una publicación a la hora de contratar publicidad. Por supuesto esto sólo lo puede hacer un gran anunciante. El mejor ejemplo lo tenemos en el Gobierno Español. El Sr. Rodrí­guez Zapatero, quien “sufrió” duras crí­ticas durante su campaña electoral por parte de los medios de comunicación online independientes, lo primero que hizo al acceder a la Moncloa fue el prohibir que se contratase publicidad de cualquier administración pública en esos medios, como venganza, para acabar con ellos ahogándolos económicamente (o por lo menos no contribuir a su éxito, y conseguir así­ acallar las crí­ticas).

Lo que son las cosas, cuando unos cuantos participantes del foro online Barrapunto vertieron una serie de crí­ticas sobre mi persona, lo primero que propuse en la siguiente conferencia que dí­ fue que los ingresos de dicha conferencia fuesen a financiar a Barrapunto (opción que sometí­ a votación entre los asistentes y no fue elegida).

El debate es bueno. La crí­tica (educada e informada) también. La censura no.]