De todos es sabido que Bush es un beato enfermizo. Desde decirle al Primer Ministro Mahmoud Abbas (tal y como publica el diario israelí­ Ha‘aretz, y ratifica un libro de Bob Woodward) que “Dios le dijo que atacara a Al Qaeda, y luego que atacara a Saddam” (el hecho de que ni Dios haya encontrado las armas de destrucción masiva de Iraq pese a haber mandado a su autoproclamado ángel vengador San Jorge Bush demuestra que no es tan omnipotente como dicen que se cree), hasta hacer que todos sus consejeros se reuniesen en su avión AirForce One para celebrar misa porque no les daba tiempo a llegar a la misa en tierra (misa improvisada que por cierto dirigió Condoleeza Rice).

Lo grave es que paso a paso su fervor religioso lo está imponiendo en las más altas capas de la administración y el gobierno de EEUU. Los ejemplos son múltiples, desde apoyar la visión del Creacionismo en las escuelas (recordemos que en algunos estados de EEUU como Kansas enseñan a los niños en el Instituto: “no somos fruto de la Evolución, sino de la mano divinomágica de Dios”), hasta poner al General William Boykin a buscar a Osama Bin Laden (por aquello de que ni Dios lo encuentra, supongo, porque este militar una vez le dijo a un militar de Somalia que “su Dios era más fuerte que el somalí­, y que su Dios era real y el otro sólo un í­dolo”), o la dotación de 60 MIL MILLONES DE DOLARES del presupuesto de EEUU para grupos religiosos.

Lo que está claro es que alguien que dice que Dios quiere que él sea Presidente sólo puede tener una cosa en la cabeza (si es que tiene algo) que es la restauración de la Teocracia. Que Dios nos pille confesados 🙂 (aunque en realidad no me hace ni pizca de gracia, no puedo evitar el chiste fácil).