Con lo a gusto que estaba yo disfrutando de las ventajas de volar en Business Class de Frankfurt a Chicago, se me ocurre ojear una de las múltiples revistas de abordo (“Nexos”), y me encuentro en ella a una cara conocida: Jesús A. López, Presidente para América Latina y Pení­nsula Ibérica de Universal Music.

En una breve entrevista llena de generalidades, hay una respuesta que hay que resaltar, pues es la “postura oficial”, el mensaje de pensamiento único, y el dogma que las discográficas están manteniendo sin permitir el más mí­nimo debate, la más mí­nima alternativa, ni la discusión de ninguna otra opción. Cito textualmente:

_“Nexos – -¿En qué forma se puede luchar contra la piraterí­a?

Jesús A. López – Sólo con voluntad polí­tica. La industria discográfica lleva años invirtiendo millones de dólares en investigación policial y concienciando al consumidor, pero si los gobiernos locales y federales no perciben la magnitud del problema, no sólo desde el punto de vista económico, sino también desde la pérdida de identidad cultural que representa para cada paí­s, la piraterí­a seguirá siendo el mayor cancer de los creadores, no sólo musicales, sino de todos los creadores”._

Bueno, bueno, bueno. Yo pensaba que nada podí­a amargarme un vuelo que ha embarcado rápido, ha salido puntual, lleva un excelente menú a bordo, con asistentes de vuelo muy amables, ningún pasajero ruidoso, etc. Pero va y se me ocurre leer a este señor. No sé que pizca de utópico idealismo me hace albergar la más mí­nima esperanza de que esta gente cambie el discurso, o proponga alternativas no represivas. Obviamente no hay nada que hacer. Si se niegan a evolucionar, a extinguirse, o a permitir la aparición de modelos de negocio avanzados y más positivos a nivel social cultural y económico, entonces habrá que “forzar su extinción”.

Pero lo primero es comentar y replicar a sus absurdas aseveraciones.

“La industria discográfica lleva años invirtiendo millones de dólares en investigación policial y concienciando al consumidor”

Polí­tica represiva y policial. Persecución. Acusación. Restricción. Es lo único que entienden. Y cuando se dan cuenta que no pueden estar metiendo en juicios a sus consumidores, entonces intentan “concienciarlos”. O sea, manipular un estado de opinión que obviamente tienen en contra.

Por supuesto no dicen nada de su labor de cara a los polí­ticos. Sea presiones, “contribuciones de campaña”, sobornos, comisiones, o lo que sea, está claro que no nos van a decir cómo consiguen que tantos polí­ticos les apoyen en contra del bien e interés común. Pero seguro que buena parte de esos millones de dólares van a parar a bolsillos de influyentes amigos. -¿Y de dónde salen? De los artificialmente elevados precios que los consumidores pagamos, y que según una sentencia en firme de un tribunal de California constituyen una manipulación ilegal. Por cierto, -¿por qué no dedican esos millones de dólares a buscar y probar modelos de negocio alternativos, a rebajar el precio de “sus productos”, etc? Es sólo una idea.

“si los gobiernos locales y federales no perciben la magnitud del problema”

Esta frase demuestra que no se puede esperar que alguien que pasa más tiempo en Miami que en Madrid entienda y recuerde que los sistemas legislativos son distintos, y que por lo tanto sus acciones represoras y sus presiones polí­ticas no pueden (deben) ser globales. Pero lo son. -¿Por qué? Porque tenemos polí­ticos vendidos que con tal de que Chenoa, Alejandro Sanz, o el famoso de turno no les critique apoyarán la reducción de derechos de los consumidores y la puesta en peligro de la diversidad cultural (a través de permitir oligopolios y manipulaciones de mercado) que hagan falta. -¿Y por qué Chenoa, Alejandro Sanz, o el famoso de turno toman esta postura? Sólo se me ocurren dos posibilidades (que no son mútuamente excluyentes, y que de hecho posiblemente sean complementarias):

a) Ignorancia. No han leí­do a Nacho Escolar, Lawrence Lessig, David Bravo, Courtney Love, Sánchez Almeida, etc. No se han parado a pensar en las posibilidades de modelos de negocio alternativos. No siguen las noticias de los que están triunfando al otro lado del copyright. No se enteran.

b) Presiones. Y muchas. Cuando firmas por una discográfica, tienen todo el poder económico, controlan tu “producto”, controlan tu “marca”, mandan en la producción, en la promoción, en la distribución… y constantemente te recuerdan que se lo debes todo y que no eres nada sin ellos. -¿Me equivoco? (dudo que alguno de ellos lea esto, pero si alguien que haya firmado con una “major” lo lee, que me desmienta si me equivoco). Así­ que son la voz de su amo.

“desde la pérdida de identidad cultural que representa para cada paí­s”

Esto sí­ que es bueno. Son ELLOS (discográficas multinacionales) los que ponen el peligro la diversidad cultural al concentrar el 85% de la distribución de música mundial en 2 empresas. Les es mucho más rentable vender muchos discos de un artista que menos discos de muchos artistas. Aunque sume más (pues conlleva más esfuerzo, y la posible dilución del riesgo que esta segunda alternativa implicarí­a desaparece cuando estos mismos conglomerados controlan los medios de comunicación que son el modo principal de promoción – o sea venta garantizada – de los “productos” que sacan al “mercado”).

Más competencia, más discográficas, más artistas, precios más bajos, más alternativas… ESO es lo que garantizarí­a la diversidad cultural, y no otorgarles a ellos el monopolio bajo un modelo proteccionista que fomenta la reducción de opciones y por lo tanto la endogamia y el estancamiento.

Chenoa, Alejandro, y compañí­a, -¿no os molesta saberos un “producto” en un “mercado”? -¿No preferirí­ais ser “artistas”, “autores”… “libres”? Aunque signifique riesgo, también significa potencial de mayores beneficios (Maria Schneider, Wilco, etc), y sobretodo LIBERTAD, sin la cual no se puede crear. Pero claro, a veces lo de “crear” es una excusa. Y al que está en esto por la pasta se le ve el plumero en seguida.

“la piraterí­a seguirá siendo el mayor cancer de los creadores, no sólo musicales, sino de todos los creadores”

Pues, perdone usted, pero yo (en contra de lo que al principio del debate de la semana pasada pensaba Kiko Veneno, por no hacer sus deberes antes) soy autor. Y cobro por ello. Y me encantarí­a que me “pirateasean”. De hecho, hay un libro a la venta que incluye un artí­culo mí­o, del que no voy a ver un euro, y me parece perfecto (tampoco me han pedido que lo escriba para ellos sin pagarme, ni me han pedido dinero por editar el libro, claro). Incluso hay quien ha calculado que mi blog vale actualmente más de 70.000 dólares (aunque a mí­ me da la risa). Y no por ello restrinjo el acceso al mismo o no permito que otros copien, modifiquen, y redistribuyan mi obra.

Si la “piraterí­a” = Top Manta, todos de acuerdo conque causa más mal que bien (evasión de impuestos, normalmente controlado por mafias, malas condiciones laborales, etc). Pero recuerden que el verdadero cáncer para la creación es la reducción de variedad, es la imposición de barreras de acceso al mercado, es la manipulación de los gustos del mercado a través del control de los medios de comunicación, es la conspiración para la manipulación de precios, es la falta de competencia… SON USTEDES (las discográficas).

Ahora sigo con mi libro, que entre vuelo y vuelo igual consigo terminar algún capí­tulo y comenzar a colgarlo en la web “por entregas” y gratis (sí­, señores de la SGAE, lo que alguien ha creado PUEDE ser libre y gratis. No sé si tiene o no tiene que serlo, pero dejen de decir que no puede serlo, porque somos muchos los ejemplos: están leyendo uno).