Todo empezó con una agresiva y amenazadora carta relativa a las letras de las canciones.

Ahora, tras mucho revuelo en internet, Warner ha demostrado que es inteligente (o más bien que quiere cuidar su imagen y no seguir enfadando a sus clientes) y rectifica, pidiendo perdón (según este artí­culo de Red Herring).

Pero la Sociedad de Gestión de turno (Asociación de Editores de Música de EEUU, una especie de SGAE) ha demostrado que lo de la inteligencia no va con ellos, y siguen con el tono agresivo y las amenazas de acciones legales.

Algunos no aprenderán nunca. Y por eso se extinguen.