Siempre hablamos de las discográficas, y de “la música enlatada o digital”.

Pero existen muchas vertientes en el “negocio de la música”. Hoy tengo un triste ejemplo que comentar: la edición.

Como comenta Lou en su blog, y ha sido publicado por la BBC, Universal music ha enviado varias de esas aterradoras cartas de cease and desist (“para y déjalo”, aunque mejor serí­a traducirlo por “para o paga”) a websites y a un desarrollador de FREEWARE (o sea, GRATIS) apodado PearWorks. El “delito” del que se acusa a PearWorks (leedlo de su puño y letra, que no tiene desperdicio) es el de programar y poner a disposición de todo el mundo un añadido (plug-in) al programa iTunes de Apple que al reproducir una canción, busca en internet páginas que contengan la letra o partitura de dicha canción y las muestra en pantalla.

Vamos a ver:

a) Cualquiera que tenga oí­dos y no sea sordo oye la canción

b) Cualquiera que hable el idioma en el que la canción es cantada entiende la letra (la mayorí­a de veces, pues hay veces en que no queda del todo clara)

c) Cualquiera que entienda la letra puede escribirla

-¡-¡-¡-¿Cómo cojones quieren prohibir que escribamos la letra?!!! (que es lo que hace el programa, pero de modo automático).

Universal quiere que oigamos, pero no que leamos. O quizá quiere evitar que escribamos…

En realidad lo que quieren es que pongamos a disposición de los demás lo que escribimos, al ser transcripción de lo que ha escrito otro. Esto es otra de esas industrias anacrónicas pero multimillonarias (la Edición musical), que con la digitalización de las obras dejan de tener sentido. Aparecieron porque la difusión libre de las obras era imposible, y por lo tanto llevaba un “esfuerzo” y “gasto” el “editar”. Ahora que es sencillo y automático, quieren que paguemos de todos modos. El valor ha desaparecido (no digo que componer no tenga valor, digo que editar no lo tiene cuando todos estamos dispuestos a albergar en nuestro ordenador la edición digital de las obras… si nos dejasen, y a permitir el libre acceso a las mismas, con lo que la edición serí­a innecesaria).

En definitiva, quieren que no leamos. Quieren que no escribamos. Quieren que no les ayudemos a difundir la obra. Sólo quieren que el pasado se estanque, obstaculice el presente y amenace al futuro. Pero -¿saben una cosa? eso es lo que quieren ellos, pero no lo que queremos nosotros. Y al final, somos el público, somos el mercado, somos los votantes, y somos los creadores (-¿o creen que sólo aquellos que les hen vendido su alma por un plato de lentejas saben crear?). Y además somos más y estamos enfadados.

_Your failed business model is not my problem.

Resistance is futile._****

[Actualización: Warner decide rectificar (pero la sociedad de gestión no)]