Sube la venta de música -¿En la SGAE prima la ignorancia o el maniqueismo?
No es una pregunta tan retórica como parece, y puede que la respuesta sea: ambas.
Según los últimos datos de la Federación Fonográfica Internacional, la venta de música en 2005 ha crecido DE NUEVO. Lo curioso es que según la nota de prensa comunicada a EFE, y reproducida a pies juntillas por diversos medios (lo que deja en evidencia a muchos de sus periodistas y redactores), la SGAE, a través de Juan Palomino (director de Reproducción Mecánica, nunca mejor dicho) dice que esta subida se debe “en particular”, “en especial” o “sobretodo” a la venta de tonos para móviles.
FALSO.
Según el estudio de la IFPI, éstos “sólo” (que no está nada mal) constituyen el 40% de la venta de música digital.
También llama la SGAE a los tonos de los móviles “tabla de salvación de la música española”.
FALSO
Los ingresos de los músicos españoles son, entre un 80 y un 90% derivados directamente de la representación (conciertos y similares) que ha visto un incremento del 100% en los últimos 5 años. ESO (que se ve potenciado tremendamente por las redes P2P) es la verdadera “tabla de salvación de la música española”.
También dice la SGAE que la mayoría de música que se baja de la red (P2P) se hace “de forma ilegal”, y que sólo el 3% se hace de forma legal (pasando por caja, su caja, claro).
FALSO
Está más que claro que para ser ilegal, en este país, ha de haber ánimo de lucro, y en las redes P2P no lo hay. Por lo tanto de ilegal nada.
También dice el Sr. Palomino que la “piratería” (venta ilegal de discos) ha bajado del 47% en 2004 al 16% en 2005. Por lo tanto, afirma que el principal motivo del descenso en la venta de discos son las “descargas ilegales”.
FALSO
Las ventas de discos han caído porque las ventas digitales han subido.
Cuando salió el CD (duplicando el precio de venta con respecto al formato anterior, pese a que a la industria discográfica le costaba la mitad de producir), las ventas de LPs de vinilo cayeron en picado. Cuando salió el DVD las ventas de VHS cayeron. Etc. Es natural, se llama “evolución en el ciclo de vida del producto propiciada por avances tecnológicos y cambios en los usos y costumbres de los consumidores” (-¿hay alguien en la SGAE que haya estudiado empresariales?).
Si la industria discográfica tradicional ha tardado mucho en reaccionar a esos cambios, y no ha ofrecido alternativas a los “consumidores”, creando un clima de enfrentamiento, y buscando reformas legislativas dañinas a las libertades individuales, no es culpa nuestra. Si la venta online en España (ejemplo: iTunes) se ha visto retrasada y entorpecida por exigencias de tasas y cánones desproporcionados por parte de las suciedades de gestión varias (que por cierto a base de falsedades documentales y de representación han hecho incluso arruinarse a varias iniciativas de comercialización de música online españolas), no es culpa nuestra. Tendrían que dar gracias que aun queda gente lo suficientemente mal informada, vaga, o conformista como para comprar sus productos enlatados en vez de buscar entre las excelentes soluciones verdaderamente libres que hay (y cada vez más -en breve un post completo al respecto-).
Pero son torpes, muy torpes, y por eso ni lo ven ni lo verán hasta que ya haya pasado, y entonces arremeterán contra el próximo cambio de paradigma, sea el que sea. John Kennedy, presidente de la IFPI, dijo la semana pasada “pocas personas porían haber predicho este crecimiento extraordinario que está viviendo el negocio de la música digital”. Que ellos no lo vieran no quiere decir que gente como Negroponte, Stallman, Raymond, Escolar, Cervera, Benkler, Bollier, le Crosnier, Lévy, Barlow, y otros cientos no lo viesen hace años. Hace tantos años que ya se han cansado de hablar de ello.
Así que sí, son ignorantes, pero además son maniqueos, reduciendo este debate a una polaridad de “buenos y malos”, “influencias malvadas”, y otros catastrofismos sin racionalizar ni dialogar, sin debatir ni proponer, sólo perseguir, acosar, y castigar… al futuro, la innovación, y su propio bolsillo. Hay que ser ignorante.