Alberto me comenta que hoy “deciden” los parlamentarios franceses sobre la “legalidad” del uso no comercial de las redes P2P para intercambio de archivos culturales. Como es lógico, ellos dan su opinión con dinero: si lo aprueban, proponen una tasa “tarifa plana”, y si lo rechazan, pues a prohibir que es más fácil.

Lo que han de tener en cuenta es que los tribunales YA han hablado. Ayer mismo (eso se llama perfect timing) el Tribunal de Grande Instance de Paris decidió que “Antoine G” acusado de transmitir más de 1.200 archivos de audio cuyo copyright son gestionados por la Société de Civile de Producteurs Phonographique (especie de $GA€ francesa) era inocente, y que el uso sin ánimo de lucro de dichas redes para el mencionado uso era perfectamente legal. En lí­nea con lo que un tribunal canadiense recientemente dictaminó (equiparando dichas redes a las bibliotecas, que es el mejor sí­mil que se puede hacer).

La justicia ha hablado.

El pueblo lleva mucho tiempo hablando (y usando las redes).

Señores polí­ticos, -¿que va a ser, el avance tecnológico, el libre acceso a la cultura, la voluntad del pueblo, el fin del mercantilismo obligatorio de la cultura, el reconocimiento de nuevos modelos de negocio, el fin de las restricciones artificiales de un mercado manipulado, el apoyo a nuevos creadores con acceso a la distribución de su obra… o la voluntad de los mercaderes e intermediarios inecesarios, parásitos provocadores de endogamia y monopolistas manipuladores que sólo velan por su propio interés y no son capaces de reconocer las maravillosas posibilidades que la tecnologí­a les ofrece? Ustedes dirán.