El fenómeno de los videojuegos siempre me ha fascinado. Sobretodo el de los juegos online. Y más todaví­a el de los MMPORPG con sus mundos y personajes virtuales, con sus economí­as virtuales (que en algunos casos tienen una correlación con economí­as fí­sicas y tangibles superior a muchas naciones de este planeta)… y con sus juicios reales derivados de comentarios de personajes virtuales.

En una carta de Lambda Legal los abogados del colectivo homosexual advierten a Vivendi Universal que la polémica por los comentarios de orientación sexual en World of Warcraft podrí­a dar paso a acciones legales por considerar el “mundo virtual del videojuego” un “espacio de transacción comercial definido”, y por lo tanto sujeto a leyes y normativas del paí­s (en este caso EEUU).

Invoca tu hechizo, saca tu escudo, y vamos a los tribunales.

Después del mundo fí­sico, y del mundo virtual, la realidad aumentada. Y tras ello -¿será capaz nuestro cerebro de mantener las cosas “en su sitio” o pasará la esquizofrenia a ser algo normal causado por esa disfunción espacio-temporal de la realidad fí­sico-virtual que nosotros mismos hemos creado?

De algún modo, desde que nuestros sentidos sienten y nuestro cerebro percibe, ya vivimos en una artificialidad. Al consensuarla y promediarla la llamamos “realidad” y “normal”. Pero todo es un constructo cognitivo que parte de estí­mulos, -¿no?

Redefinamos la realidad y la normalidad. Y esta vez que nos dejen a los geeks.