Según PD / EFE, el australiano Begg-Smith, medalla de oro de esquí­ artí­stico en los JJOO de Invierno celebrados en Turí­n, es multimillonario gracias a dos empresas dedicadas al marketing online a base de técnicas no muy éticas como el Spam y el Spyware.

Se desplaza en un flamante deportivo Lamborghini por las calles de Turí­n fruto de los millones recaudados como “Spam Man”. Este apelativo se lo ha ganado por el enví­o masivo de correo basura (spam) y desarrollo de adwares con la compañí­a que creó hace unos años con su hermano Jason (la tercera del sector, dijo él mismo). Su compañí­a es un “holding” que agrupa distintas empresas de tamaño mediano que operan en distintos mercados del marketing online. AdsCPM Network y CPM Media (ambas especializadas en el desarrollo de “adwares” que pueden descargarse al visitar determinados sitios o incrustados en herramientas shareware); los buscadores y directorios FreeScratchandWin y Xzoomy.com (que modifican los parámetros del explorador cuando se accede a estos sitios).

Asimismo han desarrollado la herramienta anti-popup kill-pop-ups.com que desinstala otros “spywares” de sus competidores mientras ejecuta uno propio y otras aplicaciones “antivirus” y “de seguridad informática” que infectan los equipos con spyware y adware muy dificultoso de desinstalar totalmente incluso para los expertos.

-¿Qué le pasa a esta sociedad? Idolatramos el dinero, idolatramos la fama, pero no parece importar lo que hay detrás.

Este hombre merece una medalla de oro deportiva (supongo, pues para eso la ha ganado). Pero la ha ganado gracias a que tiene tiempo, gracias a que es rico, gracias a que jode a millones de personas a través del ordenador.

Ana Rosa Quintana plagió. Y cuando la noticia saltó a la prensa y a los tribunales, no es que la gente la repudiara, y la “castigara” boicoteando “su” “libro”… -¡vendió más!

La meritocracia es un precioso concepto del que me temo estamos muy lejos.