La mayorí­a (por no decir todas) de las religiones organizadas nunca se han llevado bien con la libertad. Es comprensible pues cualquier religión organizada se basa en doctrinas y mandatos, es la forma de mantener el control: miedo (satanás, FUD, o como lo quieras llamar, pues en el fondo es lo mismo). Nos dicen lo que hay que hacer, quieren que “comulguemos” a base de miedo. Eso no está del todo bien, pero puede llegar a ser soportable, pues miedo tiene el ignorante, y aprovecharse de él es una forma de seguir las leyes de la evolución. Igual que los juegos de azar son un “impuesto al que no sabe estadí­stica”.

PERO cuando la religión organizada quiere imponer su ley a base de armas, amenzas y muerte, sea la Santa Inquisición Católica, las Cruzadas, los Musulmanes que interpretan literalmente el “muerte al infiel” del Corán, o los Misioneros que predican contra el uso del concón condón (incluso entre enfermos de SIDA o población que se muere de hambre), entonces creo que hay que ser más intransigentes con ellos de lo que ellos se muestran con el resto del mundo.

Lógicamente, esa aversión que muestran hacia la libertad de obra y pensamiento se traduce en rechazo al sexo (aunque todos conocemos hijos de curas, o leemos en los periódicos los casos de abusos sexuales que curas de todo el mundo causan a menores), o a la crí­tica, dos expresiones de libertad liberadoras y constructivas. Y una de las más evolucionadas, elegantes y sutiles formas de crí­tica, protegidas especí­ficamente en algunas coonstituciones nacionales: el humor gráfico. Para entender por qué a la religión no le gusta el humor merece la pena leer El Nombre de la Rosa de Umberto Eco, descargable aquí­ (o ver la excelente adaptación cinematográfica). Por lo tanto, el revuelo causado por unas caricaturas de Mahoma era de esperar. Pero lo increí­ble es la proporción que ha alcanzado: 20 paí­ses musulmanes condenan la publicación de dichas caricaturas, y en muchos de ellos hacen boycott a los productos daneses e incluso amenazan a la población de dichos paí­ses (incluí­dos trabajadores de ONG que están en esos paí­ses para ayudarles).

Esa gentuza (los que mueven a la masa inculta e ignorante, los que los animan al odio, los que les inculcan enfrentamiento y mientras los adoctrinan y les privan de una educación completa y equilibrada), séase clérigos, expertos, estudiosos, o polí­ticos, me dan ASCO. Siempre me lo han dado. Todo el que manipula la información a su favor (como las discográficas), todo el que infunde FUD (como Moco$oft), todo el que restringe derechos (como polí­ticos corruptos comprados por grupos de presión), y todo el que limita la libertad de expresión (como decanos cobardes presionados por Suciedades de Gestión). Todos ellos me dan ASCO. Y si un sólo colectivo, como muchos religiosos, hacen todo ello a la vez, pues entonces me horroriza.

-¿Y todo por qué? Por esto:

Caricaturas de Mahoma

La verdad, me da igual Musulmán, Católico, que Adventista, Judí­o, o lo que sea. Aquí­ tenéis ejemplos de chistes y caricaturas para todos. (Y si mezcláis los religiosos con militares, académicos, o informáticos los chistes pueden ser la leche).

Y que conste que no todos los miembros / personas de estos colectivos me parecen deplorables. Yo fui a un colegio religioso durante 10 años, y he de reconocer que eran abiertos a la crí­tica y el debate (que un agnóstico como yo sacase un sobresaliente en la clase de Religión con un trabajo criticando los errores históricos de la Iglesia Católica demuestra lo que digo). Pero la religión, en sí­, y en su totalidad, no me parece más que una muestra de la ignoracia y miedo (necesidad de afferarse a algo, a una respuesta rápida, a una posibilidad de “inmortalidad”, a una explicación de lo que nos ocurre…) del endeble cerebro que todos llevamos en nuestro cráneo de monos. Y creo que esta imagen la describe muy bien:

-¿Qué es la religión?

Viva la libertad de expresión, la libertad de pensamiento, y la libertad de acción… viva la libertad. Desde aquí­ mi apoyo a todo el que sufre o ha sufrido la intransigencia. Sigamos en la lucha, pues merece la pena (sobre todo si la libertad es para defender el humor o el sexo 😉 )