El actual mercadeo cultural se basa (y ha sido así­ desde la invención de la imprenta y otros medios de producción masiva de bienes-objeto culturales) en la “escasez”. De hecho, toda la teorí­a económica del capitalismo de “libre mercado” se basa en la “escasez” (oferta y demanda).

No entraré a valorar este axioma, ni sus repercusiones en la macroeconomí­a mundial. Pero sí­ veo necesario resaltar la falacia lógica con la que la anacrónica “industria cultural” justifica desde la petición de legislaciones cada vez más restrictivas de los derechos de los ciudadanos y de la libre difusión de las ideas, la propia existencia (y la artificial necesidad de la misma) de los parásitos intermediarios que tasan y manipulan lo que deberí­a ser un libre y fluí­do mercado (si acaso) de obras culturales.

Dicha falacia es el recurrente argumento de la “escasez”. Según galeristas de arte, productores de cine, editoriales, discográficas, etc, existe una “escasez” de “producto”, entendiendo como tal ideas, obras y creaciones. Según ellos, existe una “escasez”, por lo tanto, de autores / artistas (generadores del “producto cultural”), y por lo tanto los “productos” que al mercado llegan alcanzan un enorme valor por cuanto existe una elevada demanda de ellos.

-¿Por qué es dicho argumento una falacia? Pues porque dicha “escasez” es un constructo artificial que ellos mismos han creado. La han creado a través de concentrar los medios de producción, que antaño eran costosos (y por lo tanto “escasos”, como el capital necesario para ponerlos en funcionamiento), pero ya no lo son. También la han creado a través de la concentración mediática, la manipulación de la información, y la gran maquinaria de promoción de la que disponen (conseguida a base de contratos leoninos, y de acumulación de elementos clave en la cadena de valor como la distribución) han conseguido que el “gran público” (hasta ahora el “gran mercado”) demande sólo, como es normal, los pocos productos a los que ha sido expuesto. Ejemplo: 2 conglomerados multinacionales discográficos distribuyen el 85% de TODA la música grabada que se consume en el mundo.

-¿Por qué el público ha sido expuesto a pocos “productos”? Muy sencillo: ellos dicen que resulta más “rentable” (deleznable palabra empleada en este contexto) explotar un “producto” que venda mucho, que muchos que vendan poco. Esto es otra falacia que el artí­culo de la revista Wired “The Long Tail” dejó al descubierto hace ya mucho tiempo.

Entonces, si dicho argumento no es cierto, y lo más probable es que ellos lo sepan, -¿por qué lo emplean?. Sencillo también: porque en su sencillez “parece lógico y comprensible”, y por lo tanto convence. -¿Por qué emplean esa mentira? Porque la verdad es mucho más fea. -¿Y cuál es la verdad? Pues que lo que pretenden mantener (a costa de los derechos de los consumidores, a costa de la generación de cultura, a costa del avance cientí­fico, a costa de los sentimientos y disfrute de una generación, a costa de los autores y artistas, y a costa de la verdad) es CONTROL. El control les permite, en todo momento, dictar tendencias, modas, estados de opinión, y por lo tanto manipular voluntades polí­ticas a través de esa “esclavitud” que el polí­tico electo en una democracia representativa debe a sus electores. Además resulta mucho más cómodo y sencillo tener que “descubrir”, “moldear”, y “promocionar” a un puñado de creadores volubles que se pliegan a todos y cada uno de los deseos y voluntades de sus “amos”, a tener que aguantar las caprichosas e incontrolables voluntades y opiniones de una multitud de creadores “minoritarios”.

Porque ESA es la realidad del “mercado”: no existe “escasez”. Aunque dicha “escasez” percibida (que no real) es muy rentable (de ahí­ su valor), en realidad no existe “escasez”. Existe miles de grupos creadores, millones de autores, generando un volumen ingente de cultura, que no llegará nunca a los canales de distribución masivos porque a una “industria” (y los polí­ticos que compra) le parece que es “peligroso” que lo hagan, pues perderí­an el “control”.

De lo que sí­ existe escasez es de valor. Valor para denunciar lo que ocurre. Agallas para enfrentarse a un sistema que hipnotiza a todo el que se acerca a él con la vacua promesa de fama y riquezas (cuando está demostrado que con el sistema actual menos de 1% de los creadores pueden vivir de ello, y que es mucho más probable que te toque la loterí­a que te hagas rico con la comercialización de tus obras en un mercado tan manipulado como el que tenemos que sufrir, reconocido como tal por los tribunales).