Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, Sinestesia es:

  1. f. Biol. Sensación secundaria o asociada que se produce en una parte del cuerpo a consecuencia de un estí­mulo aplicado en otra parte de él.

  2. f. Psicol. Imagen o sensación subjetiva, propia de un sentido, determinada por otra sensación que afecta a un sentido diferente.

  3. f. Ret. Tropo que consiste en unir dos imágenes o sensaciones procedentes de diferentes dominios sensoriales. Soledad sonora. Verde chillón.

En algunos casos la sinestesia puede considerarse una condición patológica, y en otros una anómala pero interesante cualidad. Un ejemplo podrí­a ser el ver luces de colores al oir un ruí­do, o el notar un determinado gusto al tocar algo. Pero lo que durante mucho tiempo se ha considerado como patologí­a o curiosidad, retorna con gran fuerza gracias a la tecnologí­a.

Nuestro cerebro tiene unos lí­mites impuestos por la naturaleza, y por leyes tan básicas como la “ley del mí­nimo esfuerzo”, ya que en estado natural, ningún ser, incluido el Ser Humano, se puede permitir “malgastar energí­a” con cosas como la percepción de estí­mulos innecesarios, o el procesado de determinados estí­mulos para la obtención de un resultado más allá de meramente vital. Pero también es cierto que nuestro cerebro tiene una habilidad impresionante que es la plasticidad: las neuronas se reorganizan para intentar mantener la operatividad después de un daño cerebral; incluso la reasignación: neuronas encargadas del procesado perceptivo se reasignan en caso de discapacidad (como el mayor oí­do, tacto, u olfato de los invidentes).

Nuestro cerebro está programado para cumplir determinadas funciones. Hace muchas, y muy bien, pero ni todas ni perfectamente. Por otro lado un ordenador es programable. O sea, puede hacer cualquier cosa… que se le pueda programar. Y la hará perfectamente, si el programa es perfecto. -¿Qué ocurre si aprovechamos la posibilidad de emplear el ordenador en procesos que el cerebro se niega a hacer, por determinar que no serí­an necesarios para la supervivencia? Posiblemente nos encontremos entonces ante la forma de hacer que el cerebro humano evolucione y emplee partes que hoy por hoy están infrautilizadas.

Por ejemplo, ya hace un par de años el New York Times publicó un artí­culo sobre desarrollos tecnológicos, como el BrainPort, en el área de sustitución sensorial (empleo de tecnologí­a para transformar señales sensoriales, ejemplo: visuales en gustativas). Estas tecnologí­as se están aplicando con éxito en casos de discapacidades sensoriales de todo tipo. Pero se puede ir mucho más allá.

El ser humano tiene 6 sentidos. No contamos con órganos capaces de sentir más que 6 tipos de sensaciones (gusto, olfato, tacto, vista, oí­do y equilibrio). Pero eso no quiere decir que tenga que ser siempre así­. La tecnologí­a nos permite dos increí­bles posibilidades en este aspecto.

Por una parte ampliar nuestra capacidad sensorial mediante sensores externos a nuestro cuerpo (como puedan ser una cámara de infrarrojos, un micrófono unidireccional, etc). Esto se hace desde hace mucho tiempo y ha sido muy útil al Ser Humano. Ahora bien, la tecnologí­a tardará algún tiempo en conseguir que esos caudales de input sensorial se conviertan en percepciones útiles para nosotros a tiempo real e integradas en nuestro propio proceso perceptivo.

Pero hay algo más increí­ble todaví­a que la tecnologí­a puede hacer por nosotros y que ampliarí­a enormemente nuestra percepción del mundo que nos rodea: la sinestesia digital.

Mediante simples algoritmos, hacer que un ordenador nos “muestre” un sonido (como por ejemplo la gráfica de un ecualizador). Esto nos ha permitido desde hace un tiempo la producción de sonidos mucho más exactos de los que nuestro sentido del oí­do, y nuestra capacidad perceptiva del sonido nos hubiese permitido. Y eso es sólo el principio.

-¿Qué ocurre cuando SoundOfAnImage transforma la imagen en sonido? -¿o cuando WolframTones genera música (no sólo sonido) a partir de algoritmos sin intervención humana? -¿o cuando MIDIART Live transforma sonidos MIDI en imágenes? -¿o cuando Fractmus transforma fórmulas matemáticas en música, y música en fractales? -¿o cuando un algoritmo transforma los primeros 10.000 dí­gitos de pi en música?-¿o cuando esa música puede ser “tocada” con la mano, probada con la lengua, o generar todo un “viaje” de equilibrio? -¿o cuando con un sencillo proceso interactivo diseñamos nuestra propia montaña rusa en Quest (Disney World) y la podemos probar en un simulador? Pues que todo un nuevo mundo de posibilidades se abre ante nuestros ojos y oí­dos: de algoritmo a percepción y viceversa. La digitalización de los sentidos y la percepción.

Hay quien ve en ello la muy perseguida teorí­a de la unificación de la ciencia. Otros sólo ven una curiosidad más. Y otros incluso temen que la magia de la música o el misticismo de las formulaciones matemáticas desaparezcan al ser nuestro cerebro capaz de verlos con otra luz. -¿Qué creo yo? Que al cerebro hay que estimularlo para que no se atrofie, así­ que cualquier descubrimiento que nos haga emplearlo más o mejor, bienvenido sea.

[Actualización PD: merece la pena también t.y.p.o.r.g.a.n.i.s.m Visual Composer]