Somos millones los que abogamos por la Cultural Libre, y es obvio, pues de lo contrario serí­a imposible que hubiese millones de obras libres.

Pero como no estamos “agrupados” (que no desunidos) ni formamos “grupo de presión con oficina” (como el Sr. Farré quiso hacer creer maniqueamente a los asistentes al pasado Congreso de Derecho Penal de Salamanca), pues ni se nos tiene muy en cuenta, ni se nos teme, ni se nos escucha, ni nuestra postura se ve reflejada en leyes.

Pero de vez en cuando hay que recordarlo. Aquí­ tenéis dos ejemplos de lo que digo:

Marcelo E. me indica que en el Pais Semanal del 26 de marzo dice Amparanoia:

“…Por ejemplo llegar a Argentina, donde EMI no sacó los discos, y encontrarme ante 1500 personas que se saben nuestras canciones. -¿Que es por la piraterí­a? Vale, pero también hay que mencionar lo positivo de las descargas por Internet y las copias entre amitos”.

Y esta estupenda entrevista a Egberto Gismonti donde dice “Lucho para que mis discos sean gratuitos”.

No nos olvidemos: la CULTURA somos nosotros, quienes la creamos y disfrutamos, no “ellos” (quienes la prostituyen, venden, subastan, alquilan, restringen, censuran, limitan, mutilan, amenazan, manipulan, mienten, roban…).