Hace un par de semanas compré un videograbador DVD con discoduro en la FNAC.

Al llegar a casa, después de pelearme con los cables de la TV, el homecinema 5+1, la TDV, la PS2, Ono, y el reproductor de DVD (todo, por supuesto sin leer el manual como de costumbre), hago la primera prueba programándole a mi hijo una de las pocas buenas series que ha hecho (o comprado) Disney (Little Einsteins).

Llegado el fin de semana, cuando toca ver lo grabado, lo encuentro en el número 46 de grabaciones. Y lo primero que pienso es -¡eso te pasa por no leer el manual!, luego pienso -¿y si graba varios canales a la vez? pero rápidamente me doy cuenta de que las otras 45 grabaciones de la lista de reproducción tienen fechas anteriores (de hasta dos meses antes).

Comprobando la lista, me doy cuenta de que hay de todo (desde cine español de antes de la guerra, hasta documentales, pasando por porno).

Porno en HD-DVD de Fnac

Verán ustedes, no es que tenga nada contra el porno (sobre todo si es de calidad, lo cual no es muy habitual), pero no es de recibo comprar un aparato supuestamente nuevo, y encontrarse con horas y horas de grabaciones anteriores.

Así­ que voy a la FNAC, les explico el caso, les enseño la foto (para no tener que llevar el aparato entero) y me dicen: eso será que alguien devolverí­a el aparato, los técnicos lo estarí­an probando, y se les olvidarí­a borrarlo.

Pero, -¡qué barbaridad! le comento al buen hombre, y le enumero:

1) He comprado un aparato supuestamente nuevo y me han vendido uno usado sin mi consentimiento

_2) Están vendiendo (“ánimo de lucro descarado”) aparatos con material protegido por copyright sin permiso de los titulares del mismo, y sin pagar a las sociedades de gestión pertinentes. -¡Me parece perfecto! pero están vulnerando la ley, que lo sepa

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3) Ya puestos, podí­an haberme dejado escoger lo que llevaba grabado

Y su estóica y sorprendente respuesta fue:

Mire, si no lo quiere lo puede devolver, o si prefiere se lo cambiamos por otro.

-¡Este no sabe dónde se ha metido!

Le digo: Con lo que cuesta conectarlo, desconectarlo, que me atiendan, elegir otro, pasar por caja, etc, gracias pero ni loco. Pero no se trata del aparato en cuestión. Se trata del concepto, de las repercusiones, de la voluntariedad o no, de los modelos de negocio…

En ese momento levanto la vista y veo que se ha ido. Y pienso: si en vez de ser yo fuese Freddy Flautista, se le cae el pelo.

Con lo que me apetecí­a discutir sobre nuevos modelos de negocio, y sobre el papel de los distribuidores, o sobre las reacciones de los consumidores… Pero el hombre tení­a trabajo, y yo también: a disfrutar de mis 45 pelí­culas y documentales.