Ya hablé hace tiempo de cómo Bush firmó la orden para extraer petróleo de los parques naturales de Alaska, mientras el paí­s miraba hacia otro lado. Ahora leo en el Wall Street Journal del 9 de junio (mientras releí­a un artí­culo curioso sobre música) que BP ha sido denunciada por un derrame de petróleo de uno de sus oleoductos en Alaska: más de un millón de litros de crudo contaminan ahora las nieves.

Seguimos cagándola. Seguimos dejando a las empresas y gobiernos que la caguen. Y cuando sea demasiado tarde hablaremos en pasado como si hubiese sido culpa de otros. Pero no es culpa de nadie más que de nosotros. DE TODOS.