Sí­, soy de Valencia. Sí­ vivo en Valencia. Sí­, estaba ayer en Valencia. Sí­, tengo un amigo que ha perdido familiares en el accidente del Metro de Valencia…

-¿Y qué? -¿Acaso tengo por ello algo que decir, que no se haya dicho ya? -¿Merece la pena ser una voz más que exprese su solidaridad con el dolor ajeno?

Ya están los medios llenos de fotos, datos, y testimonios de la desgracia. No me gusta la gente que se revuelca por el fango, ni los morbosos que quieren una gota de sangre más, o una lágrima en directo más.

Pero hay varias cosas que no puedo dejar de comentar:

– CAUSAS: Los sindicatos dicen que las infraestructuras (frenos, ví­as, señalización); el subdelegado del Gobierno dice que exceso de velocidad; y la Generalitat, por supuesto, que “accidente fortuí­to”. Y digo yo -¿tan enferma de “inmediatitis” está esta sociedad que necesita saber el resultado de una investigación ANTES de que esta se produzca? Todos queremos saber. Eso está muy bien. Pero primero la investigación, y luego los resultados, por favor. [Por cierto, pregunta de exámen: -¿cuáles son los intereses particulares de los grupos mencionados para aventurar “sus” causas? Zafio, -¿no?]

– BATASUNA: Otra cosa que no entiendo es (según el telediario de las 6:00 TV1) que Batasuna y el PSE hayan aplazado su reunión (esto ni lo comento) “por el accidente del metro de Valencia”. A ver, -¿se iban a reunir en Valencia? -¿iba a asistir algún miembro de la familia real o polí­tico que hoy viene a Valencia a los funerales? -¿de repente se han vuelto personas sensibles al dolor, al sufrimiento de las ví­ctimas?… -¿o es que piensan que no rebirán la cobertura mediática que querí­an? Enfermo me pone la polí­tica de las portadas, los pactos, y las palmaditas en la espalda mientras a base de demagogia se estanca un paí­s y sufren las consecuencias sus ciudadanos. Ahí­ va mi escupitajo en la cara a todos estos “politiquillos de las portadas” que tenemos que aguantar (y por cierto, no sé por qué los tenemos que aguantar).

– PAPA: Este fin de semana Valencia sufrirá la visita del Papa y otros con más peligro que él, con la increí­ble marea humana que le acompaña (a veces me pregunto si sólo algunos estamos en el siglo XXI), contribuyendo a ensuciar todaví­a más el ya de por sí­ contaminado aire de Valencia, a cambio de valiosí­sima publicidad internacional gratis, y unos corderos que no sólo son del señor, sino también del consumismo. Por mí­, pueden ir todos en metro (ojo: son ellos los que lo proponen).

En una nota de prensa reproducida por los medios tan literalmente que pese a ser medios españoles (como Terra) puntualizan que Valencia está en el “Este de España”, dice al respecto la Iglesia Católica Apostólica Romana: “Ofrecen sufragios”, y “confortante bendición” desde su “paterna cercaní­a espiritual”. Como no podí­a ser menos, “es la voluntad del Señor”. Ese gran asesino, traidor y demoní­aco Señor, que siendo (todo teóricamente, claro) “omnipotente” permite el dolor, el sufrimiento, y el mal, es el punto flaco de las religiones monoteí­stas: si se acepta el determinismo de “voluntad divina”, entonces liberamos al ser humano de sus responsabilidades, y por lo tanto eliminamos la posibilidad de una sociedad organizada. Si por el contrario negamos el determinismo, y afirmamos la libre voluntad, el libre pensamiento, y con ello la completa responsabilidad del ser humano, entonces -¿de qué nos sirve un “Señor” y el sometimiento a sus supuestos designios interpretados por intermediarios autodesignados?

Todo esto suena extrañamente a Ley de Propiedad Intelectual, Autores, y Suciedades de Gestión: la LPI no permite la libre afirmación y voluntad del autor (al establecer que determinados “derechos” son “INALIENABLES”). Por lo tanto establece un determinismo sobre las obras (“creación”) y permite el establecimiento de “intermediarios autodesignados” (Suciedades de Gestión).

Está claro que la dinámica y las bases del poder opresor se establecieron hace siglos, y siguen perfectamente vigentes.

(Perdón por la extrapolación, el offtopic, y el batiburrillo general, pero así­ funcionan las neuronas: saltando de un concepto a otro).

Y por supuesto, mi más sentido pésame para todo el que ha perdido a alguien en este accidente (en especial Jose). Y para el que pierde a alguien de hambre en Africa, de Sida en Tailandia, en un accidente de coche en Málaga, o por suicidio en Tokio.