La verdad es que esto roza el ridí­culo. Algunos opinan que el ofrecer muchas opciones es sinónimo de libertad (de elección). Yo creo que eso son chorradas. Ejemplo por desgracia más actual de lo que queremos pensar (llámese Mossad, fuerzas de ocupación norteamericanas, o como se quiera llamar):

Si no delata a sus compañeros o se decalra culpable o cómplice de un crimen (que muy posiblemente no ha cometido) tiene usted las siguientes opciones:

a) Que se le tape la cara con celofán y se le vierta agua para activar su instantáneo e irrefrenable instinto de vómito y producir sensación de ahogo

b) No dejarle dormir durante, por lo menos 72 horas, repitiendo el proceso indefinidamente

c) Contarle cómo van a secuestrar a su madre/hermana/mujer/hija, y se las va a violar

Puede que alguno crea que el ejemplo no viene al caso. Pero sí­ es adecuado: no por muchas opciones, uno está dando más libertad.

En el caso de las licencias, me parece que son pajas mentales (gracias por el enlace, David) el ofrecer montones de opciones, sutiles diferencias, para al final basarse (y por lo tanto perpetuar) en un sistema que está demostrado genera abusos, desigualdades, y atentados contra la cultura (por supuesto hablo del copyright).

-¿No serí­a mejor un mundo sin copyright? Aun no ha habido nadie que me haya podido convencer, con números y razones, de que no.