Según este artí­culo (que habla muy sintomáticamente del “enemigo digital”, en vez de hablar de la “oportunidad digital”) plagado de las tí­picas manipulaciones y falsedades surgidas del mensaje “oficial” de la “industria”:

El problema central es que la industria discográfica ha perdido en parte el protagonismo central que ha disfrutado hasta ahora. Cada vez es más fácil participar del negocio musical sin contar con la maquinaria pesada de los grandes sellos. Un equipo informático relativamente modesto permite que la grabación, la promoción o la distribución se hagan desde casa… Y con posibilidades demostradas de éxito.

O sea, que me lo expliquen.

-¿El problema central de esta industria es que cada vez es más-  barato y fácil producir sus “bienes y productos”? -¡Hay que joderse! -¡Conozco cientos de industrias que matarí­an por poder producir más fácil y barato!

Con frases como esa, lo que queda patente es que los intermediarios (llámese distribución fí­sica, discográficas tradicionales, ejecutivos desfasados, DRM, suciedades de gestión, etc) sobran. Lastran. Pesan. Y que con tal de no desaparecer son capaces de presionar al legislador para que apruebe leyes contrarias al interés general, intentando mantener por ley un modelo de negocio que se muere: quisieran que todo volviese a ser como antes, cuando eran imprescindibles, y podí­an hacer lo que les diese la gana, porque todos los “artistas” tení­an que ir a morir a ellos.

Se acabó. Game over. Bienvenidos a la era de la democratización de la creación, el acceso, el negocio, el disfrute… de la cultura para todos.