Durante la conferencia que dí­ en Sevilla enmarcada en las interesantí­simas jornadas “Violencia desenfocada” y organizadas estupendamente por los chicos de Corchea69 (un abrazo desde aquí­), me comentaron una ponencia anterior de las que hacen (o deberí­an) hacer pensar y mucho: un juez español y un investigador hablaron, con cifras en la mano (habrí­a que buscar la fuente, pero eran datos del Instituto Español de Estadistica) sobre la “violencia de género” (perdonen si el término exácto no es ese esta semana, pero con tanto cambio no sé ya si es “de género, contra la mujer, conyugal, doméstico o qué cojones”).

Nota.- Vaya por delante mi más firme desprecio y rechazo para con los maltratadores, tengan la forma y el género que tengan.

Lo interesante es que pintaron un cuadro que no es, para nada, el que los medios de comunicación nos transmiten, acompañados de dramáticas campañas institucionales.

La “verdad oficial” (qué miedo me da tener que emplear cada vez más este término) es que las mujeres son ví­ctima de los brutos de los hombres. Que por celos o por alcohol o drogas, los hombres matan a sus ex-parejas, etc.

La verdad estadí­stica es que mueren 5 veces más hombres al año suicidados por la desesperación de una sentencia de divorcio (que no sólo los arruina, sino que no les permite ver a sus hijos más que unas horas a la semana, y muchas veces con condiciones inaguantables, incluso aunque la causa del divorcio sea la infidelidad de la esposa) que mujeres asesinadas por sus ex-maridos.

Pero claro, ese dato no interesa que se sepa, porque entonces habrí­a que plantearse muchas cosas: la ley, las sentencias, los hogares monoparentales, las oportuidades de la mujer en el mercado laboral, la discriminación de salarios basada en el sexo, la imposibilidad de atender determindas cargas financieras y sacar adelante una familia, etc, etc etc.

Y eso sí­, el que cuestione la “verdad polí­ticamente correcta”, que se le trate de misógino, machista, sexista, defensor de la violencia, justificador de criminales, polemicista hambriento de popularidad… ustedes mismos.

Todo menos analizar TODOS los datos, y afrontar las consecuencias, por profundas que estan sean. Escondamos la cabeza bajo un titular, bajo un dato, y bajo un concepto simplificado, y así­ huiremos de tener que afrontar la verdad: que el sistema económico-social de occidente (que es el que mejor conozco), tal y como está estructurado actualmente, hace aguas por todas partes. Llámese calentamiento global, drogas, propiedad intelectual, especulación urbaní­stica, terrorismo, o lo que sea: un malo, rápido, simple, facilón, y a por él. Y a por el que cuestione esa estrategia.