Este impresionante ví­deo sobre lo que se supone que es la Web 2.0 (simple, no nos dice nada nuevo, pero ciertamente es muy ilustrativo) sintetiza muchos conceptos.

Ahora pongamos un ejemplo práctico, pero complejo: un grupo musical, toca en un concierto, se graba un ví­deo. Hasta ahora, a parte de la gran -© (presente en la letra, en el diseño de los posters, en la música, en la interpretación, en el ví­deo…) y del diezmo inevitable de la suciedad de gestión, TODO quedaba en manos de los de siempre: Discográfica y Suciedad de Gestión.

Llega el siglo XXI (por cierto, excelente programa de Radio 3): la música que se interpreta es libre, la suciedad de gestión no puede cobrar porque ni la obra ni el grupo están en su repertorio, y el ví­deo lo graban los asistentes al concierto. Eso ya lo han hecho varios (los primero, si mal no recuerdo, fueron los estupendos Beastie Boy‘s con Awesome, I fucking shot that!). Así­ que añadamos una nueva vuelta de tuerca: las tomas se hacen con lo móviles, y en la edición final se incorpora por lo menos una toma de cada persona que participa, enviadas todas via CurrentTV. Eso han hecho los Shins, con Phantom limb.

-¿Y si vamos más alla?

Que la edición del ví­deo se haga con software libre, en un entorno colaborativo online, donde los fans voten las mejores tomas y las mejores ediciones. Por supuesto, que el ví­deo se comparta via P2P y en alguna web tipo YouTube. Que se comercialice via PayPal, o similar. Que los ingresos vayan para el grupo, y que se cite a los fans como co-autores, y que se les permita hacer obras derivadas. Que se generen docenas de ví­deos y docenas de versiones de esa canción…

Todos ganan. La cultura gana. El grupo gana. La sociedad gana… Todos, menos los intermediarios parásitos del siglo XX. Pero esos, como ya sabéis, no me dan ni pena a estas alturas.