Mucho se ha hablado de los microcréditos, y más desde que a su inventor le han dado el Premio Nobel. No voy a entrar en los méritos, ni en la crí­tica (que se le puede hacer y mucho) al invento. Pero sí­ que es cierto que el poder participar en los microcréditos, no sólo como receptor de los mismos, sino como emisor, a través de una web, hace que la idea sea de muchí­simo mayor alcance, y por lo tanto su carácter revolucionario se vea incrementada considerablemente.

De nuevo, la red al poder y al rescate.