Si no era suficiente con el caso de un juez de Washington D.C. que ha demandado a una tintorerí­a por perder sus pantalones pese a tener un cartel que dice “satisfacción garantizada / servicio en 24 horas” y les pide 54 millones de dólares (en el juicio incluso ha llorado), ayer me contaron el caso de unos padres que han sido sentenciados a dos años en la cárcel por permitir a los amigos de sus hijos beber cerveza y vino en su fiesta de 16-º cumpleaños en su casa pese a que todos ellos se quedaban a dormir y ninguno iba a conducir.

-¿Qué narices les pasa a los jueces de este paí­s? Y lo peor, -¿qué narices le pasa a toda esa gente que en webs y medios ultraconservadores (como Fox News) defienden a estos jueces?

-¿Dónde está la proporcionalidad? -¿han pensado en las consecuencias de su demanda/sentencia? -¿qué mensaje se está enviando? -¿qué tipo de sociedad estamos fomentando? Litigación, dejación de funciones fundamentales (como participación polí­tica, social, y familiar) supeditada a la obtención de una mayor producción/productividad que tiene como efecto directo un agotamiento que lleva a una búsqueda de alienación y una necesidad de librarse de responsabilidades que el estado asume de forma directa o indirecta convirtiédose en una dualidad miembro/organización fundamentalmente viciada (al prevalecer, como es “natural” en toda entidad orgánica, el principio de autodefensa y supervivencia).

No podemos dejar que un sistema así­ se perpetúe y predomine. Hemos sido programados para lidiar una carrera genética hacia la cumbre de todas (o muchas) opciones. Aleatoriedad considerada o no, lo que está claro es que está ganando la endogámica rutina del virus egoista y el sistema ciego e irreflexivo.

Tyler, esto hay que pararlo.