Está claro que las catástrofes de incendios que vive cada verano España (y Grecia, Italia, etc -ver imagen siguiente-) son terribles. Sobretodo para los afectados, para el medioambiente, para la economí­a, para la imagen (y más dado que muchos son provocados), etc.

PERO esto no es nada.

En la siguiente imagen podemos ver la concentración de monóxido de carbono en septiembre de 2005. A muchos les sorprenderá la enorme concentración en zonas con poca densidad industrial. La explicación es bien sencilla: mucho peor que la contaminación son los fuegos provocados en paraí­sos naturales, para la explotación maderera, ganadera, o especulación urbaní­stica.