Artí­culo que describe dos casos en los que dos canadienses, con conexiones a los EEUU (uno trabajaba allí­, el otro tení­a hijos viviendo allí­) vieron como les denegaban la entrada al paí­s porque el guardia de fronteras de turno busca sus nombres en Google y encuentra que han escrito (uno un artí­culo sobre alucinógenos, el otro que trabajaba en NY sin permiso). Nada de acusaciones, juicios, pruebas, testificación… Sin comentarios.

Eso sí­, yo voy a menudo a los EEUU, y si me topo con un guardia de fronteras así­ de bestia, no sé si sabrí­a contenerme. Por otra parte, quizá merezca la pena que no te dejen entrar, a cambio de que tengan que leer tu blog. Igual hay suerte y aprenden algo o incluso se civilizan.