Los emuladores nunca me han gustado, pero lo cierto es que los virtualizadores (antes usaba Parallels, pero la verdad es que ahora prefiero VMWare Fusion) funcionan de maravilla. Y no sólo para trabajar con una flexibilidad y seguridad increí­bles, también para revivir nostálgicamente momentos especiales del pasado como este (-¿retro o viejo? nunca lo he sabido, pero cada arruga es una historia, y cada cana ua experiencia 😉 ):