Fascistas del pueblo valenciano de Mislata (con sospechas fundadas de que las autoridades locales miran hacia otro lado) han agredido a una chica del CSA La Quimera.

A parte de que siempre me solidarizo con las ví­ctimas de cualquier agresión injusta, además me siento especialmente identificado con Quimera porque es donde está amablemente hospedado el HackLab de Valencia ValHaLa (que se puso en marcha tras una provocación que lancé a un grupo de hackers y activistas valencianos, y a quienes hice una pequeña aportación económica).

Por desgracia no es la primera vez que ocurre. Unete a su indignación, y sobretodo lucha para que esto no ocurra de nuevo. -¿Cómo? Lo primero hay que preguntarse por qué ocurre esto. Desde mi punto de vista es una mezcla de ignorancia (los fascistas no saben lo que ocurre en el CSA), temor (les parece raro), lo que lleva a agresividad (acabemos con lo que es diferente, con lo que no conozco y me da miedo), y comportamiento de rebaño.

Propongo que “eduquemos” a esos ignorantes, y les enseñemos que es posible tener puntos de vista distintos, explorar ideas por extrañas que parezcan, que con la violencia lo único que se genera es más violencia… Supongo que a estas alturas pensáis “idealista alucinado, eso no se puede hacer”. Bueno, falta explicar el cómo: simplemente hablando a otros, pero que ellos lo escuchen. O sea, actividades “de cara al público” donde participen los vecinos (los padres, novias, y hermanos de esos becerros), como degustación pública y gratuí­ta de platos veganos, o ciclo de cine alternativo en la calle, festivales de música, juego “elige tu sistea polí­tico” en el instituto local (se requiere participación del profesorado, pero seguro que a los alumnos les divierte aprender la diferencia entre kleptocracia, anarquí­a, democracia, oclocracia, oligarquí­a…) etc.

Sobretodo, en cualquier caso, hagamos lo que hemos aprendido hacer desde hace miles de años: la unión hace la fuerza. Apoya a estos chicos, que aunque “raros”, son muy interesantes, tolerantes y tienen muho que aportar a la comunidad. Mucho más que los violentos descerebrados que sólo saben la dialéctica de la sangre.

Y, ya se sabe, como último recurso, valor, honor y fuerza. -¡No pasarán!