El cocktail-cena en la residencia del embajador de España en Kuala Lumpur fue una experiencia mucho más interesante de lo que esperaba en un principio (a punto estuve de escaquearme y quedarme nadando en la piscina).

A parte de la obvia experiencia y profesionalidad del señor embajador (ya se sabe, lo exigido en estos casos: sonrisa fácil, conversación superficial, saludos “de flor en flor”, etc), una cosa que me gustó mucho es que se invitase también a mis potenciales clientes. De ese modo, se les agasaja con un coste muy bajo y un impacto bastante alto. Además son más vulnerables a las negociaciones es esos terrenos. En esto (emplear los recursos diplomáticos para gestiones comerciales) los americanos son auténticos expertos.

La nota curiosa de la noche fue doble: por una parte un balón de los empleados en la eurocopa que el embajador de Austria (creo) le acababa de regalar, y nos mostraba con auténtico orgullo y satisfacción; y por otro lado el hecho de que la comida, a parte de contar con numerosas muestras culinarias de nuestro país (tortilla de patatas, croquetas, montadito de solomillo, etc) ¡también incluyó la pizza! Aunque, la verdad, los galones con la bandera de España en el uniforme completamente blanco del camarero ambién resultaban pintorescos.

Me voy de Kuala Lumpur con la imagen doble de un lugar con enormes construcciones y lujo

como este edificio de apartamentos que se está construyendo enfrente del hotel Mandarin Oriental, con 94 apartamentos y 95 piscinas (una por apartamento, EN el apartamento, y una comunitaria)

y con enormes pobrezas y desigualdades

(por cierto, el color de la imagen NO está modificado: ¿os habéis fijado en el color de los “refrescos” que vende este vendedor ambulante frente al Imbi Plaza? De todo menos natural, eso seguro)

Sé que esto es mucho peor en otros lugares, y que aquí están avanzando muy muy rápido. Pero la imagen por ahora es clara.

Como thumbnail (sí, se ve que mi memoria funciona con thumbnails) me llevo la imagen de las torres Petronas

Pero mejor esta otra, que incluye el excepcional hotel Mandarin Oriental que me ha encantado

Ahora a Jakarta.