¿El limbo de los personajes, la muerte de la cultura?
Texto que aporto al próximo proyecto / libro de Conservas
– Superman ¿eres tú?
– Veo que eres nuevo aquí
– Creí que habías resucitado. Yo leía tus comics de pequeño. De octubre del 92 al 93, lo pasé fatal cuando Doomsday te mató. Pero por fin resucitaste ¿no?
– A mí tampoco me hizo gracia morir, pero yo sí sabía que me iban a resucitar. Estaba todo planeado. Igual que cuando le partieron la espalda a Batman.
– Entonces ¿qué haces aquí? ¿no es este el lugar al que los personajes de ficción venimos cuando nuestros autores nos matan o dejan que muramos?
– Verás, no es tan sencillo. Aquí encontrarás muchos personajes. No todos han sido asesinados o abandonados por sus autores. Algunos como yo sólo hemos “pasado un mal trago”. Sin embargo, hay muchos lectores que no saben que he resucitado. Al igual que en el caso de tantos otros personajes aquí cautivos, que lo están porque han caído en el olvido, o porque las leyes del copyright no permiten que se desarrollen mediante versiones u obras derivadas.
– ¡Eso es terrible!
– Así es la realidad, muchacho -Superman pensó que era bastante extraño que un alienígena volador que lleva los calzoncillos por fuera le dijese eso a un adolescente vestido de mago – Mira, por ahí viene Pinocchio, pregúntale a él qué piensa.
– ¿Pinocchio? ¡Pero si tú eres libre! ¿qué haces aquí? ¿no estás en dominio público?
– Sí, ¿y qué?
Al mago le sorprendió que Pinocchio tuviese esa actitud chulesca. Además, esos eran gestos del sur, y todo el mundo sabe que Pinocchio “nació” en el norte de Italia.
– ¿Qué haces aquí?
– He inspirado a personajes desde Astroboy a Kikaider. He aparecido en todo tipo de series y películas, desde la trilogía de Shrek hasta Las Aventuras de Bill y Mandy, Family Guy, o Adult Swim. Pero la mayoría de las veces se centran en mi estúpida nariz, limitando mi rol al superficial estereotipo que creó Carlo. Yo, por otra parte, el Pinocchio que podría ser, estoy aquí porque no he evolucionado.
– ¿A qué te refieres? Eres famoso y libre ¿qué más quieres?
– ¿Cómo que qué más quiero? Se nota que eres joven, chaval. Hoy en día, con los medios digitales que cualquier mocoso tiene a su alcance, se podrían crear muchísimas obras. Pero los avariciosos de los autores “superventas”, junto con los editores, la productoras, las distribuidoras, las discográficas, los abogados, y demás especuladores del “mercado”, fomentan una dinámica de consumo idiotizada. Ya no se transmite la cultura (y con ellas las obras y los personajes como nosotros) de forma oral. Aquello sí era maravilloso, porque cada vez que alguien contaba una historia, te sentías vivo. Introducían modificaciones, sorpresas, evoluciones… ¡Qué tiempos aquellos!
– Pues yo estoy bien así: sin sorpresas, sin sobresaltos.
– Pronto dejarás de pensar así. En esta cárcel de la que no puedes salir, a no ser que consigas meterte en la cabeza de uno de esos “pensantes”, notarás cómo languideces. Incluso verás cómo los “pensantes”, al olvidarse de tí, pierden parte de su identidad, se reduce su fantasía, se alienan, se adoctrinan… ¡Es horrible! Si ves a Momo pregúntale cómo es ese mundo y te describirá el horror.
– Y ¿quiénes son los “pensantes”?
– Puede ser un niño que ve una película, o un escritor que no sabe dónde inspirarse. Yo una vez estuve a punto de hacer el amor (nada del porno japonés bizarro que circula por la red). Un escritor quiso permitirme crecer y evolucionar. Pero le dijeron que “no era comercial”, y como no tenía tiempo para perder en “historias”, lo dejó. Pero yo sigo insistiendo, no abandono su cabeza, y creo que al final escribirá la historia.
– ¿De verdad podemos comunicarnos con ellos?
– ¿Tan enlatado estás que no te has dado cuenta?
– Pues no, la verdad. Entre el sonido THX y el olor a palomitas del cine, no he notado nada.
– La de cosas que tienes que aprender. Mira por allí va Atreyu. Él sabe bastante de eso. Pregúntale por Sebastian.