Después de todo
Me acabo de enterar: David Foster Wallace se suicidó el domingo. El mundo pierde un gran escritor.
El suicidio es a su vez opción cobarde y valiente. Los que creemos en la experiencia, los que aquejamos de cierto epicureísmo (aunque sea circunstancial y ocasionalmente) no debemos caer en esa tentación. Pero el que nunca ha considerado, aunque sea para rechazarla, dicha opción es que no ha pensado lo suficiente.
¿Qué ocurre cuando el valiente lucha consigo mismo? Que gana. Y pierde. Lo mismo que le ocurre al cobarde que lucha consigo mismo. Siempre.
Housmartins – Step Outside:
And if you‘ve ever crossed your heart and hoped to die the voices in your head saying you must cry then there‘s more to you than meets the eye but if you go about your business with capital b they‘re sure to cut you up with a capital c and then you will be dead with a capital d Just step outside
Si alguien quiere mis cenizas, una vez fallezca (y como Woody Allen, “no le tengo miedo a la muerte, sólo espero no estar ahí cuando llegue”), o bien mis “cenizas metafóricas”, que las guarde en una urna como esta (encontrada en la estupenda librería Mapas y Compañía de Málaga):
Y como epitafio, puede elegir: “Game Over” o “Vivió”
Eso sí, si me han de enterrar por no sé qué superstición milenaria, quiero una tumba como la que alguien propuso cuando se publicó en Bloomberg la falsa noticia de la muerte de Steve Jobs: