Normalmente la obstinación no suele ser buena compañera. Pero la detreminación sí, y entre las dos hay una línea muy estrecha.

Un debate largo y tendido sobre la entropía en la termodinámica me llevó a plantearme la validez de dichos postulados. Algo no me encajaba (y lo dice sin pretenciosidad ni arrogancia alguien cuya formación en física teórica es prácticamente nula). Comencé a cuestionarme la irreversibilidad. Ello me llevó a dudar de la linearidad del tiempo. Absurdo, claro. Pero se llame intuición o lo que sea, y a falta de otra forma de llegar a conclusiones científicamente válidas, yo seguía con mis dudas.

Por fin ayer “una chica muy curiosa” me envió el enlace a una noticia que habla de un artículo en el que se describe:

La dirección del tiempo se vuelve confusa e indefinida a escala de una sola molécula, según una nueva investigación que ha analizado el flujo del tiempo en procesos en los que la entropía no es continua. Esta investigación ha determinado que, aunque la entropía general se incremente como media a nivel microscópico, esto no sucede así en cada uno de los momentos del experimento, es decir, que no siempre el tiempo tiene una dirección definida.

Creo en el método científico como la forma consensuada más adecuada hasta el momento de alcanzar lo más cercano a la certeza del conocimiento que tenemos. Pero cuando una “intuición” se va corroborando da una satisfacción incluso mayor 😉