Raúl me escribe cómo preparar un té moruno, receta que le enseñó un amigo marroquí.

Como él dice esto también es compartir cultura. De hecho es bien conocido, y empleado, el símil “receta – programa de ordenador”.

Compartir recetas parece algo tan natural. Nadie suele pretender “apropiarse” ni “atribuirse” una receta. De hecho los grandes chefs de cocina son reconocidos por su estilo, pero muy pocas veces alardean de ser los “autores” de tal o cual receta particular porque saben que todas sus “creaciones” se basan en recetas y combinaciones anteriores (incluso la “cocina molecular” que no es un invento de Ferrá Adriá como mucha gente cree), aportando un toque personal. Ese es el verddero y lógico proceso de creación, incluso cuando ocurre a niveles inconscientes. En música, pintura, escultura, cine o literatura hablan de “influencias”. Hay “escuelas”, “estilos”, “tradiciones”…Así que menos rollos con “la obra” y “la creación”, y más compartir, más hibridación, más obra derivada ¡mas creatividad!. Y para potenciarla, aquí va la receta “de Raul” (muchas gracias) del té moruno:

Como en todas las recetas, siempre hay variaciones, pero el siguiente algoritmo no tiene mucho margen de error.

Ingredientes:

– té verde: mejor comprarlo a granel en un mercado de abastos que ya empaquetado

– hierbabuena: tiene que ser fresca; lo mejor es tener una maceta en casa, que le dé bien la luz del sol; si no, justo después de comprarla, humedecerla con agua y meterla en el frigorífico en una bolsa de plástico, aguantará unas dos semanas como recién cortada.

– azúcar blanca

Preparación:

Echar hierbabuena en la tetera, ser generoso. Echar el azúcar en la tetera, tres cucharadas por persona. En un cazo calentar agua, una taza por persona. Un poco antes de que hierva retirar del fuego y echar una cucharadita rasa de té por persona. Poner el cazo otra vez en el fuego. Cuando empiece a hervir y se vea cómo sube la espuma, retirar el cazo del fuego y verter en la tetera.

Esperar unos 5 minutos antes de servir. Es conveniente remover con una cucharita para que se mezcle bien el azúcar. Servir en un vaso, dejando caer el té desde ciera altura. Volver a echar el té del vaso en la tetera. Repetir 2 o tres veces. Esto hace que se expanda el aroma del té en la mesa y se oxigene un poco ( como lo que se hace con la sidra) . Ahora ya se puede servir en los vasos y disfrutar de su genuino sabor.