Hace tiempo que hay una campaña de concienciación y denuncia contra las actividades de aquellos que quieren tasar la vida patentando uno de sus elementos vitales: los genes. Aunque técnicamente se patente la “utilidad” de un gen, en efecto se patenta el gen, ya que para separarlo de su utilidad hay que anularlo, lo que equivale a eliminarlo.

Una de las muchas abominaciones de esta situación es que los genes van ligados inexorablemente a la vida, y la reproducción (método de transmisión, o “vulneracion de patente” en este caso) también.

Desde la biopiratería de empresas como Monsanto y sus patentes sobre semillas (muchas de ellas existentes, conocidas y empleadas desde hace milenios) hasta Microsoft patentando la utilidad de la conductividad eléctrica de la piel humana (si es que son unos mounstruos del I+D, eso sí, a ver si hacen las pruebas de límites con Ballmer), si no se para este sin sentido puede terminar en un futuro horroroso.

Y para terminar de volvernos paranóicos, mi chica me envía el enlace (lo reconozco: tengo mucha suerte) a esta noticia que nos relata cómo investigadores japoneses consiguen mostrar las imágenes del cerebro de humanos en pantallas. Muchos hemos crecido leyendo obras de ciencia ficción que recogían este escenario. Y sabemos en lo que podría convertirse.

Obviamente es a un nivel muy rudimentario, pero como toda línea de investigación, se supone que se irá refinando. Y entonces, cuando se pueda ver claramente lo que tenemos en el cerebro (y evitaré los centenares de chistes fáciles que se me ocurren)… ¿vendrán CEDRO, SGAE, las productoras de cine y TV, y compañía a exigir sus tasas al poder demostrar que disfrutamos de tal o cual imagen u obra con ©, o por “difundirla” mediante la pantalla o el proyector… o la telepatía digital (siguiente paso lógico de esta investigación)?

Me encanta la ciencia. Me apasionan los avances como los robots sociales (gracias también por este enlace, amor). No me asusta a dónde nos puede llevar. De hecho creo que podría ser a un mundo maravilloso… si no fuese por la mezquindad de algunos, que ciegos y anclados a su propia visión del mundo, fuerzan el establecimiento de bases que desembocarán en desastre. Hay que detenerlos hoy, antes de que sea demasiado tarde.