Todos conocemos las barbaridades DRM que han adoptado empresas como Nintendo, la BBC, Microsoft, Yahoo… Defective By Design, en su campaña 35 días, se encarga de recordárnoslo.

Uno de los casos que no conocía, y que sinceramente me ha sorprendido, es Prince. Su famosa lucha contra Warner (llegó a actuar con la palabra “slave” escrita en la frente) hizo pensar a más de uno, incluído su humilde servidor, que habría aprendido la lección. Pero lo que aprendió es el lado oscuro: no le gustó que le jodieran, así que aprendió a joder. La historia anti-internet y pro DRM de este genio musical no tiene desperdicio.

Si algún día lo vuelvo a ver le recomendaré que lea esto: Beyond Free, del gurú Kevin Kelly, que en PDF de 10 paginitas lo explica para tontos. Por cierto, esto le vendría muy pero que muy bien como lectura recomendada de estas vacaciones a más de un “artista” y a más de un “ejecutivo”, que no terminan de entenderlo.