El bufete de desayuno no ha estado mal. Desde el piso 30 las vistas de Madrid serían espectaculares, si no fuese por lo sucios que están los cristales. El hotel, quizá porque es nuevo, tiene unos cuantos fallos, pero no es como para quejarse.

Menos mal que el desayuno ha sido copioso, porque el día ha requerido energía extra: 8 horas seguidas en ARCO son interesantes y muy estimulantes… pero los pies echan humo. Hemos paseado un rato con Jorge, un amigo experto en arte, y con un pintor inglés. Luego hemos debatido sobre la definición y límites del arte. Y al final la conclusión es que un año más, de lo sorprendente a lo aburrido, de lo innovador a lo clásico, la feria sigue siendo un buen escaparate (aunque los hay mejores, como ArtBasel) del arte contemporáneo. Eso sí, ninguna obra de mi artista favorito: Banksy, aunque sí otras como Bill Viola, Valdés, Barceló, Cadler, el absurdo fenómeno de Yo Compro, o Zoe Byland (de quien no hemos podido evitar la tentación de comprar Paulinchen).

Pero me quedo sin duda con esta:

 

Burla a Damien Hirst

“4 the love of Go(l)d” Genial obra de Eugenio Merino en la galería ADN burlándose de las vitrinas y actitud de Damien Hirst 

 

Para acabar el día, cena en Teatriz.

 

Teatriz

Mañana tropocientas horas de avión a Bogotá. Buenas noches.