En el maravilloso videoclub Stromboli (gracias, Juan) alquilamos el otro día dos películas. Y ayer fuimos al cine a ver una tercera. Creo que son perfectos ejemplos de tres formas de ver y entender el cine.

Pese a que nos gusta por lo general más el enfoque oriental (intimismo, sutileza, preciosismo, esencia…) optamos por tres películas norteamericanas, con lo que la comparación será más justa: Waking Life, Art School Confidential, (ambas en DVD) y The Last Hurrah (en la Filmoteca).

Art School Confidential_ _(2006), de Terry Wigoff, con guión de Daniel Clowes, cuenta con una sólida (que no excepcional) interpretación por parte de John Malkovich, Max Minghella, o Sophia Myles. Pese a su intento de aunar frescura, con crítica al mundo del arte, y un guión entretenido y digerible, se queda en “intento”. Perfecto ejemplo de lo que le ocurre a muchos cineastas “de libro” que intentan hacer un producto “redondo”. Le ocurre igual que al personaje principal Jerome, que según su profesor “intenta lo imposible: cantar con su propia voz, empleando las cuerdas vocales de otros”. Quizá lo más interesante de la película (aunque grotescamente exagerado y prototipado, como parece que necesita el público norteamericano) es cuando Bushmiller les explica a los alumnos que “para ser artista sólo hace falta una cosa: SER artista, o sea, saber quién es uno, y transmitirlo de forma sincera y directa”.

¿Y de quién son las “cuerdas vocales” que trata de emplear Art School Confidential? Pues de gente como John Ford. En The Last Hurrah crea una película absolutamente redonda. Pero a diferencia con la anteriormente mencionada, esta es completamente genuína, porque John Ford era así, y así hacía cine. Estrenada en 1958, sus planos, su concepción, sus enfoques, sus transiciones… son simplemente perfectos. Cine clásico, impecable. Con un guión de lujo basado en la novela de Edwin O‘Connor que retrata personajes que serían completamente válidos hoy (como el político con mayúsculas, el candidato marioneta, la oligarquía empleando el dinero para manejar los hilos del poder, etc) e interpretado por un elenco de geniales actores que orbitan al rededor de la magestuosa interpretación de Spencer Tracy, el cine americano no ha conseguido superar esto, excepto con curiosidades que aportan algo más que cine, como…

La cabeza de Richard Linklater, quien en 2001 escribió y dirigió la película Waking Life que pese a abusar del filtro “comic” de Premiere, es un interesantísimo recorrido por las principales escuelas de pensamiento metafísico, sociología, psicología, biología… en busca de respuestas a preguntas como ¿qué es la vida? ¿qué son los sueños? ¿qué sentido tiene todo esto?

Quien piensa que el cine está muriendo (o sea, menor asistencia a las salas de proyección de los multicines-palomitas) por las descargas (y no por el por-el-culo-te-la-embuto de las megadistribuidoras norteamericanas) es que no sabe lo que es el cine. Aquí van 3 ejemplos. En Stromboli tienen muchos más. No los busquen en Blockbuster ni le pregunten a la Ministra por ellos.