El economista del MIT Dan Ariely ha publicado un interesante libro titulado “Predictably Irrational: The Hidden Forces That Shape Our Decisions” (Ed. Harper Collins) en el que de forma amena y bien ilustrada, demuestra (como si no lo supiéramos) cómo somos de impulsivos, irracionales, y de miras cortas a la hora de tomar decisiones.

No obstante, los ejemplos nos rodean a diario, y no hace falta un trabajo de erudita investigación para darse cuenta de cómo la costumbre, comodidad, ignorancia, y otras fuerzas oscuras se confabulan para actuar en nuestra contra desde dentro de nosotros mismos. Me vienen a la cabeza montones de ejemplos, como:

  • El uso de teclados QWERTY en vez de DVORAK. Los primeros se diseñaron para ser lo más ineficientes posibles, y así evitar que un tecleo excesivamente veloz atascase las máquinas de escribir… y con eso seguimos.
  • La comida rápida / basura.
  • Sistemas de medición incompatibles (métrico – imperial), o de circulación (por la izquierda, por la derecha…). Un delirante ejemplo es cómo el ancho de las calles, determinado por el eje de un carro (que estaba determinado por el trasero de un caballo) marcó el ancho de las vías y túneles, que a su vez afecta a cosas como el tamaño y forma de los depósitos de combustible del transbordador espacial.
  • El VHS triunfando sobre el Beta2000. Por no hablar de formatos de compresión de ficheros informáticos o archivos multimedia.
  • El que sigamos reformando leyes de “Propiedad Intelectual” cuando hace siglos que se cuestiona el modelo, y hace décadas que se ha demostrado que el mero concepto no es sólo absurdo, sino pernicioso para el supuesto beneficio que pretende “proteger” que es la creatividad.
  • No entraré en la guerra de los sistemas operativos, pero que muriesen sistemas como BeOS, y sin embargo se siga empleando Windows demuestra fehacientemente nuestra irracionalidad.

Podría seguir, pero me estoy deprimiendo.

Si no somos capaces de tomar decisiones verdaderamente racionales, tendremos que inventar Inteligencia Artificial que lo haga por nosotros. Pero luego no nos quejemos si su primera decisión es la “extinción forzosa del modo de vida inteligente pero irracional basado en carbono que se denomina Homo Sapiens”.