Tras recuperar sueño e ir a comer ajíaco santafereño, dulce de leches y jugo de curuba en Sopas de mamá y postres de la abuela, ayer acudí con los distribuidores a un par de reuniones. Me llama la atención como en casi todos los edificios de oficinas, el guardia de seguridad lleva un registro de los ordenadores portátiles que salen y entran (con su número de serie y todo), y cómo te piden una identificación con fotografía, que te cambian por un pase de visitante, hasta a salida del edificio.

En coche vi un par de cosas curiosas: los excelentes grafitis de la 30 con 76 diagonal, y “Mi Mariachi” un comercio que dispone de grupos de mariachis, boleros, etc, de alquiler. Me comentan que “cuando la esposa se enoja, o se pone brava, porque el marido regresó a casa después de una semana sin saber de él, el marido contrata a unos mariachis, y asunto resuelto” ??!!! Había decenas de mariachis y furgonetas a la espera en la replaza, lugar donde por cierto es bien fácil conseguir droga o armas. Curioso. Nos reímos un buen rato en una cafetería Juan Valdés hablando de cómo varios de los miembros del equipo de mis distribuidores habían empleado el servicio, y lo bien que funcionaba.

Hoy, entre reunión y reunión, me han regalado un manojo de mamoncillos (no, no son empleados de una subsidiaria o por el estilo, es una fruta). También me he estado riendo de las frases pintorescas que emplean, como “trabaja menos que un gorgojo [pájaro] en riel [posado en un cable eléctrico]”, o “tene_mos doce mandamientos, el 11 es no dar papaya_ [no dar oportunidad], y el 12 no perder papaya [no perder oportunidad]”.

Como estoy realmente cansado, después de la última reunión, a la que he acudido a pie, tras andar 15 cuadras, he pasado por el Surtifruver de la Sábana, atraído por el uso de personajes licenciados a Lazy Town para promover el consumo de fruta, y he comprado un litro de Avena Cubana, otro de Kumis, arepas con doble de queso, pulpa de guanábana sin pepa, mangos de azúcar, y un dulce envuelto en hoja de plátano. No me extraña que esté cansado, después de volver a pie cargado con todo eso y el ordenador. Pero es la mejor forma de conocer una ciudad: sumergirse en ella. Ahora a aprovechar la suite del hotel, con cocina, platos y cubiertos, etc. Y mientras ceno, House en versión original en el canal Universal o una de las pelis que me he traído en la llave USB (benditos gigas). Buenas noches.