Alternativas y sencillas medidas para acabar con la mala distribución de la riqueza e injusticias varias en general hay muchas. Muchísimas. Si uno se pone a investigar, es sorprendente la cantidad de propuestas que hay (llevo un tiempo recopilando información sobre el tema para el manifiesto que estoy redactando, y cada vez me sorprenden más).

Desde la renta básica a la limitación o eliminación de la herencia, hay miles de propuestas sencillísimas de poner en marcha, y con un potencial de impacto (en muchos casos bien estudiado y cuantificado) enorme. ¿Por qué no se ponen en marcha, y cuando se ha hecho, y con éxito, se ha acallado?

Lo mismo ocurre con los pequeños grandes inventos. Sencillos ingenios, como esta desaladora portátil y baratísima que comenta Maite, o los coches eléctricos que se inventaron y funcionaron hace más de cien años (mucho antes de los coches que comenta el documental Who Killed the Electric Car). Muchos de los problemas de hoy en día han sido resueltos hace mucho tiempo… en teoría. Porque al llegar a la práctica, leyes, patentes, gobiernos corruptos, y corporaciones y grupos de presión cegados por el beneficio económico caníbal han acabado con esos sueños.

¿Qué tenemos que hacer para darle la vuelta a eso? Sigamos siendo racionalistas y no perdamos lo que hemos tardado siglos en conquistar: un método científico. Pero retornemos a la filosofía, a la psicología, unámoslas con la física, las neurociencias… No antagonicemos. Enfrentémosnos a nuestros miedos, entendamos el horror como punto de partida, sin que ello nos vuelva temerosos, sin que nos haga cerrar los ojos, y nos desvíe del camino. Camino que marcamos cada uno, cada día. 

¿Cómo volver a ser idealistas, soñadores, utópicos y románticos? ¿Cuándo nos convencieron de que las utopías son inalcanzables?

Bloch, Moro, Horkheimer, Adorno, Kierkegaard, Hegel, Platón, Marx, Engels, Orwell, Popper, Huxley, Goldin… Se trata de que te dé igual lo que piensen, lo que digan, o cómo lo argumenten. ¿Temes a la angustia existencial de lo inalcanzable? Pues pégate un tiro, y acabarás antes. Si tu enfoque de la vida es “subsistir, no sufrir, aguantar” morirás como has vivido: con miedo, sin cambiar nada, o peor, contribuyendo a la decadencia. Pero si eres de los que lucha, cae y se levanta, se estrella contra un muro, sueña despierto y piensa hasta dormido… entonces, quizá entonces, tu vida ha merecido la pena. Porque morir vamos a morir. Pero aunque no importa lo que hagamos, lo que importa es que lo hagamos. Piensa, decide, actúa. Habrás dejado una marca, una marca que Sartre u Ortega dicen que define a la Humanidad. Pero no es cierto que la utopía limite o condicione esa acción porque la utopía la decides tú.

¿Te atreves a definir la Humanidad? Si no es así, aparta. Si te atreves, sé responsable, y no te quejes luego de que “somos una mierda”.