Este artículo de Wired describe con detalle cómo el gobierno francés decidió dar una pensión a los inventores del “revelado” de las fotografías (Louis Daguerre y Nicéphore Niepce), y así donar el invento a la humanidad en 1839. Gracias a eso el proceso se mejoró en semanas, y las instrucciones se tradujeron a muchos idiomas.

Compárese con la batalla legal de 27 años sobre la patente de la película de cine, o cómo el asunto de la “piratería” de los estudios de cine norteamericanos (huyeron de la costa Este a la Oeste de EEUU para no pagar los derechos de la patente de Edison) tuvo que llegar al Congreso.

Invención abierta. Fuera patentes. En todo caso, que el Estado, o un órgano independiente, evalúe el interés e impacto de un invento (cosa que ciertamente no siempre es posible a priori, con lo que se podría también hacer a posteriori) y se remunere al inventor, pero que el invento quede LIBRE.