Generalmente no hablo con pasajeros sentados a mi lado en vuelos. Sobretodo a EEUU, dada la tendencia de los norteamericanos a hablar con desconocidos sobre el tema que sea (¿tendrán miedo al silencio?). Las únicas excepciones han sido, hace años, un viejo filósofo camino de Nueva Orleans, y una atractiva abogada de propiedad intelectual del ejército norteamericano camino de San Francisco.

Hoy he conversado durante unos minutos con una ingeniera aeronáutica española sentada a mi lado. Estudia un postgrado en el MIT. Y me ha llamado la atención una frase suya: “la mayoría de astronautas sobran, significan un montón de dinero derrochado innecesariamente”.

Otra curiosidad: durante la única turbulencia del vuelo, ¿qué se ha mostrado en la pantalla? El mensaje “Ser o no ser”. ¡Qué graciosos!

Última nota desde el aeropuerto (tengo un rato, pues nos han desembarcardo del avión de conexión por auna avería en el motor, y hay que esperar a que llegue el avión de repuesto ¿se nota en la cantidad de post que llevo hoy?): los avisos para embarcar son igual de fascistas que todo el ambiente que se respira en este país. “Por su seguridad…” “es en su propio beneficio…” “por favor deposite inmediatamente…” “le recordamos que está obligado a obedecer a los agentes de seguridad…” etc etc. Es curioso que en un ensayo de los años 70 de Chomsky que iba leyendo en el avión ya se vaticinaba un giro del conservadurismo a la militarización y la sociedad de control post-guerra fría. Qué lúcido el hombre. Me sorprende que pueda seguir viviendo aquí.