El viaje transcurrió el jueves sin incidencias dignas de mención. Ayer todo el día de reuniones con mi distribuidor y clientes. Ya sabía que el estereotipo de “en Sudamérica no trabajan / no son profesionales” es sólo eso: un estereotipo. Mi distribuidor y su gente son extremadamente profesionales, y el trabajo que han desarrollado hasta ahora es estupendo.

A mediodía comimos en La Cava con unos clientes muy importantes (todos los clientes son muy importantes, pero cuando además te compran más de un millón de dólares al año, son caso a parte). Quedamos “entre las 2 y las 4”. Nosotros llegamos a las 14:30h., pero no había nadie. De los tres clientes, uno llegó a la media hora, el otro a la hora, y el otro a la hora y media. Así que la comida duró hasta las 17:00h.

De vuelta a la oficina, allí estaban ya montados buena parte de los equipos. Ya ve usted, a los geeks nos emocionan los racks, servidores, RAIDS, SAN, y todo ese tipo de cosas. Trabajo hasta tarde, y al hotel… donde sigo trabajando hasta que me quedo dormido delante del ordenador.

Hoy tengo un día con huecos, con lo que iré a pasear, y probaré taco de chapulines (grillos), chinches de agua, hamburguesas de huevos de mosca o de hormiga (escamoles) o de mosquitos (ahuautle), hormigas (chicatanas, que se sirven fritas en el cine como chuchería en vez de palomitas de maíz), gusanos del maguey, cigarras, polillas de la cera, o escorpiones. Así cuando lleguen mis compañeros mañana ya lo he probado y podemos acudir a un restaurante que los ofrezca (por si lo quieren probar) pero también con un menú más tradicional (probablemente iremos al Cardenal).

No sé por qué la entomofagia (comer insectos, que constituyen la mitad de las especies catalogadas, algo que más de la mitad de la población mundial hace con frecuencia) nos resulta tan chocantes. Son, en definitiva, artrópodos, con mucha proteína y poca grasa, como los cangrejos, las gambas, las langostas… Además ¿qué es la miel sino vómito de abeja? y ¿de qué se creen que esta hecha la sobrasada o el colorante del pintalabios? ¿acaso les parece mejor comer genitales de bovino, o su lengua, o la grasa de cerdo, o los sesos de cordero… (todo ello parte de la cocina tradicional española)? Además los insectos se han convertido en un plato exótico y caro, y se encuentran casi exclusivamente en grandes ciudades como “eldefe” (DF). Por cierto, que no se me olvide el huitlacoche (hongo del maíz). Y criar insectos para su consumo es muchísimo más respetuoso con el medioambiente que pollo, ternera, o cordero.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) permite ciertos niveles de «defectos naturales o accidentales» en los alimentos siempre y cuando no supongan ningún riesgo para la salud. Por ejemplo, y según la citada administración, el chocolate puede contener hasta sesenta fragmentos de insectos por cada cien gramos, la salsa de tomate puede incluir hasta treinta huevos de mosca por cada cien gramos y la mantequilla de cacahuete puede tener hasta treinta fragmentos de insectos por cada cien gramos.

Estamos llenos de prejuicios alimentarios, como los yankees que no pueden ver la cabeza de una gamba o de un pescado (aunque se coman el resto del cuerpo) y que piensan que comer calamares o pulpo es algo realmente asqueroso.

Bueno, yo a lo mío. A pasear un rato por DF y luego a trabajar más en la habitación. Mañana ya iré con mis compañeros al museo antropológico, el zócalo, palacio presidencial, etc.