No entraré en el debate de si el enfoque del actual gobierno de la ciudad de Valencia (a la caza y captura de todo gran evento que se mueva) es acertado no, o incluso el más adecuado debate de si existen otros asuntos que deberían ser atendidos con prioridad…

Pero hay que reconocer que, más allá de las cifras, estadísticas, y estudios, el impacto económico positivo de un gran evento que no conlleve la construcción de fastuosas infraestructuras con su consiguiente deuda astronómica (sobretodo si no van a ser empleadas de modo recurrente) es obvio.

Esta misma mañana el aeropuerto de Manises (Valencia) está más lleno de lo que lo he visto nunca. De hecho, ahora mismo estoy en la sala VIP y casi no quedan plazas para sentarse. Y se puede asegurar que un porcentaje muy elevado de toda esta gente es del Gran Premio de Motociclismo que se lidió este fin de semana en Valencia (muchos lo muestran en su indumentaria, otros lo captas en pequeños detalles como las etiquetas de sus equipajes de mano o las conversaciones).