He pasado una semana desconectado en Málaga y Granada.

Personalmente ha significado mucho, pero en este blog dejaré los asuntos íntimos de lado (para eso tengo otro, completamente anónimo), y mostraré sólo algunas curiosidades y recuerdos.

Esto es una muestra graciosa de street-art (un adhesivo de una cucaracha colocado estratégicamente en una señal de circulación, convirtiendo al insecto en un “vehículo autorizado”). Otro ejemplo curioso fue un marker-graffiti que decía Chuck My Norris (habría que hacer antropología e historia de la red para explicar este fenómeno). Por lo demás, en Málaga, más de lo mismo, con su encanto y personalidad:

Como el altar callejero que uno no espera encontrar (fuera del circuito y celebración del Corpus) y sus locales en las calitas de Pedrega.

Pero el punto álgido del viaje fue Granada: con las espectaculares vistas de la Alhambra desde el Mirador de San Nicolás (sólo superado por otra vista en el mundo, diga lo que diga Bill Clinton)

Y el concierto de B.B. King (nota a mí mismo: no escuchar blues en público si tienes el blues, en ese caso es mejor tocarlo o escucharlo en privado). Se nota la profesionalidad y las tablas, pero están ya muy mayores, se repiten mucho, y sobretodo los técnicos fueron nefastos (interferencias, desajustes, zumbidos…) en un sitio patético.

Eso sí, la magia es la magia, y no dejaré que la realidad me la arrebate. Si yo quiero que esos recuerdos sean bonitos, independientemente de lo que pasó, lo serán. Porque, para algunos, la voluntad lo puede todo. Hasta doblar y retorcer la realidad.

Wake up, Neo.