Escuchando “Step outside” de los Housemartins, el estribillo, dice:

And if you‘ve ever crossed your heart and hoped to die

The voices in your head saying you must cry

Then there‘s more to you than meets the eye

But if you go about your business with capital b

They‘re sure to cut you up with a capital c

And then you will be dead with a capital b

Como en tantas ocasiones, la mente de uno divaga, más alla de tabúes y mojigaterías, esta vez hacia el concepto de suicidio. ¿Existe un “buen” suicidio? No me refiero a si es éticamente reprochable, defendible o lo que sea. No. Me refiero a si, una vez uno decide llevarlo a cabo (¿a quién no se le ha pasado por la cabeza aunque sea alguna vez? nota: la clave para no hundirse es mirar dentro de uno mismo y encontrar el camino al que hacía referencia en el post anterior, y si uno está hundido, primero ha de centrarse en salir del pozo, pues hay mil formas aunque desde la oscuridad y soledad del pozo no lo parezca) ¿habría una “mejor” forma?

Tampoco hablo del “suicidio indoloro” o el “método más rápido”. Eso es para cobardes, y el que se suicida por cobardía es el más patético de todos.

Hablo de que, puestos a aceptar la muerte de un modo tan seguro y tranquilo, ¿por qué no hacer algo con ello? Desde suicidarse a la puerta del centro de donaciones, para que puedan aprovechar bien los órganos, a buscar situaciones donde poner en peligro la vida de uno pueda salvar la de otros, hasta el suicidio como performance o arte extremo, se me ocurren mil formas en las que un suicidio no es simplemente un acto de desesperación, de dolor, de llamada de atención con un final equivocado, o de puro cansancio.

Pero, lógicamente, el que llega a ese estado, no puede pensar en otra cosa, en los demás, en utilitarismo, en objetivos, o en arte. Lógicamente, el que llega a ese estado no piensa lógicamente. Aunque quizá, sólo quizá, el dejar de pensar lógicamente es lo que en ocasiones nos puede salvar del suicidio. ¿Todo sea por vivir? No sé.