Hay una interesantísima conferencia impartida en 2009 en TED titulada “East vs. West – the myths that mystify” a cargo de Devdutt Pattanaik en la que este sociólogo autodidacta (médico de profesión) indio propone una lectura muy interesante de los elementos que están en la base de la diferencia Este-Oeste.

Todos los que hemos trabajado con o para indios, chinos, japoneses, coreanos, indonesios, o malayos sabemos que pese a que son muy diferentes entre ellos, existe un nexo común “Asiático” que diferencia muy mucho a “nosotros” (entre comillas por mi falta de identificación y filiación) de “ellos” (entre comillas porque no me gustan las diferencias, distinciones y confrontaciones que suele conllevar el “nosotros y ellos”).

El Dr. Pattanaik llega a una conclusión que no por simple es carente de mérito ni originalidad: fusionando psicoanálisis, historia, sociología y unos cuantos enfoques más, ve cómo, enraizado en los pilares culturales, y transmitido via sus mecanismos más potentes desde la más temprana edad (el héroe, el mito, la narrativa de la épica y demás relatos que establecen vicariamente los valores y referentes de cada sociedad), Este y Oeste (Oriente y Occidente) hace siglos que tomaron un paradigma distinto sobre un parámetro clave que es lo que les ha derivado en un rumbo prácticamente opuesto, lo que tiene repercusiones tanto a nivel individual como social. Ese parámetro es el TIEMPO.

La mitología oriental está plagada de referencias a una visión del tiempo circular, recurrente. Sus héroes y dioses van y vienen, se reencarnan, son sagas, se dividen, se unifican… comparémoslos con los de occidente: héroes que se enfrentan a la muerte como solución final, dioses que son inicio o fin, pecados irredemibles, infiernos y paraísos: dualidades y linealidades por doquier.

Si le añadimos (esto más que proponerlo en Dr. Pattanaik, viene de otros autores, como Norman Brown) una ética protestante a una cultura mediática dominada por los anglosajones, tenemos en este lado del mundo la obsesión por el “éxito”, lo material, el todo o nada, el ahora o nunca.

No abogo por la sumisión, el abandono, el relativismo absoluto, o el misticismo trascendente que aliene el estar aquí y ahora. Pero si me entristezco del poster que adornaba la cafetería de una universidad en EEUU: “Whoever dies with the most toys wins”.

Mi duda es: si nacemos en una cultura (inevitable) y nos educan en una cultura ¿podemos incorporar elementos fundacionales de otra? ¿Existe la hibridación cultural a nivel básico? ¿Puedo crear mi propio esquema del tiempo, escala de valores, forma de comportarme, que no sea ni oriental ni occidental? ¿Cómo se adapta eso a nivel social?

No me darán la papilla con cuchara. Aunque me la tenga que cocinar y comer con las manos. Y tú ¿sigues a un dios o un héroe consciente o inconscientemente, o estás dispuesto a crear tu propia mitología y formar parte de ella?