Ya despotriqué contra las redes sociales.

Ahora va y vuelvo. ¿Hipocresía? No. Realidad.

El principio de realidad, que para mí solo tiene aplicación y efecto en la dimensión de lo social, pugna. No creo que se imponga, pues en definitiva somos nosotros, cada uno de nosotros, los que le damos el espacio, mayor o menor, que ocupa en nuestra psique.

Así que cuando mis interacciones sociales (clientes, compañeros, amigos, conocidos, familia, etc) me empezaron a decir que mis “recomendaciones” desaparecían cuando me di de baja en las Redes Sociales, o que ya no podían establecer un vínculo definido por una persona, o se molestaban porque sus “invitaciones” o “mensajes” quedaban sin contestar… empecé a sentir una sutil presión social del tipo de la que me suelo considerar inmune. Y por ello, por no sentirlo como presión real, ni por otro lado el ceder constituía una amenaza o daño más real que el ser miembro de una estúpida sociedad o participar en un corrupto, decrépito y demagogo sistema, decidí volver.

Pero en realidad no estoy aquí.