Opino, al igual que las últimas tendencias de los expertos en neurociencias, que nuestro cerebro no es unicraneal. Pero más allá de las consideraciones de cambio de paradigma a la hora de “pensar” nuestro “órgano pensante”, parece que cuanto más lo estudiamos, más nos damos cuenta de lo poco que lo comprendemos.

Desde su forma de comunicarse (pensábamos que sólo empleaba señales eléctricas y sustancias químicas para ello, pero además ahora se ha demostrado científicamente la existencia de algo de lo que hablaban los místicos y sonaba a paparruchadas: las ondas cerebrales, o impulsos eléctricos discontinuos), hasta su estructura más básica (ahora hay que añadir los nanotubos a la conocida terna neurona+dendrita+axón), pasando por el complejo mundo de la memoria, sobre la que cada vez se descubren más cosas (como que el estrés desordena nuestros recuerdos), a cómo la voz de la madre activa el cerebro del bebé o cómo el campo eléctrico del cerebro afecta al propio cerebro…

[gracias por los enlaces Ana]