La historia es larga y enrevesada, parece una típica conspiranoia, pero os hago un resumen: la stevia, planta de origen paraguayo empleada durante siglos por los indígenas apra endulzar, es analizada por un botánico suizo a finales del siglo XIX. Se descubre que tiene un enorme poder de endulzar, sin los efectos negativos del azúcar refinado, y con la particularidad de que su consumo cura un determinado tipo de diabetes.

Cuando su uso comienza a extenderse por EEUU, la FDA lo prohíbe sin argumentos válidos (meses después algunos de sus altos cargos se van a trabajar a la empresa de edulcorantes artificiales Nutrasweet), y años después deciden aprobarla. En Europa se ordena una moratoria de su producción y consumo “hasta que pueda ser analizada más”. Esa moratoria lleva muchos años. Mientras, Monsanto (el demonio de las semillas) patenta, comercializa y distribuye unas semillas de stevia que no contienen la capacidad de curar la diabetes (supongo que por presiones de la Industria Farmacéutica) y que además deja estériles las otras variedades, para conseguir monopolio.

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Todo el mundo debería plantar en su casa, y consumirla. Yo voy a hacerlo.

Creo que el nuevo activismo pasa no sólo por la tecnología, sino por las cosas más básicas: la alimentación, la energía, la comunicación, la privacidad, la salud, nuestro cuerpo… quieren comercializarlo todo, conseguir monopolios de todo, y eliminarnos nuestra autosuficiencia, generándonos dependencias innecesarias. ¡Ponte las pilas antes de que sea demasiado tarde!