Impresionable que es uno (aunque siempre quise creer que simplemente tenía gran capacidad para aprender y asimilar), al pasar buena parte del periodo formativo crítico, tanto a nivel intelectual como emocional, en los EEUU, era inevitable que me contagiase de su modo de ver la vida.

Por eso fui siempre tan crítico con ellos: para equilibrar una tendencia que naturalmente entendía se podía haber inscrito en mi.

De lo que no me daba cuenta es que no se trata de una visión de la política, economía, relaciones internacionales, consumo, psicología, o nada por el estilo. Eso son sólo manifestaciones, síntomas, de un fenómeno mucho más potente, estructurado, y terrorífico que hay de base: la filosofía subyacente al “imperio” actual (aunque empieza a salir el sol por oriente, pero no sé si un sol que ilumina o quema).

Existen filosofías totalitaristas ante las que nos ponemos automáticamente en guardia tras sufrir la “vacuna” de los fascismos totalitarios del siglo pasado. Existen filosofías tan duras de tragar, como la de Kant, que simplemente no nos pasan por la garganta. Pero el verdadero peligro es esa filosofía que desde los titulares de periódico, las escuelas, las charlas de bar, y las películas, se da por sentado y nadie se atreve a criticar a riesgo de que le llamen [póngase aquí el epíteto que se tema más].

Esa filosofía, de la que todos en occidente hemos oído hablar, participado y defendido de un modo u otro, aunque la mayoría no conocen su nombre, se llama “Objetivismo” (aunque emplea y mancha ideas y conceptos como: izquierda, romanticismo, racionalismo…) y pese a que le dio cuerpo Ayn Rand, en realidad creo que parte de las escisiones eclesiásticas que dieron paso al Calvinismo, Reformismo, Luteranismo, Protestantismo, etc, arropado con toques de ilustración, capitalismo de libre mercado, enciclopedismo, racionalismo… vamos, de hace ya más de tres siglos.

My philosophy, in essence, is the concept of man as a heroic being, with his own happiness as the moral purpose of his life, with productive achievement as his noblest activity, and reason as his only absolute.

—Ayn Rand

Lo extraño es cómo cuando la gente la lee, automáticamente le parce lógica y coherente, y se adhieren a ello como insectos que vuelan hacia la luz que los va a consumir. ¡No os dais cuenta de la trampa! ¡Huid, huid! Y si no sois capaces, por lo menos no nos arrastréis a los demás con vosotros.

Yo ya no quiero ser un héroe.